CHILPANCINGO, Gro.- La madrugada del 31 de marzo de 1990, Guillermo Sánchez Nava, entonces diputado local electo del PRD, fue secuestrado en las calles de la capital de Guerrero.
Acompañado por Saúl López Sollano, Sánchez Nava viajaba en un Volkswagen sobre la Avenida Nicolás Catalán, cuando de varios vehículos descendieron individuos armados.
Tras bajarlos del Volkswagen con violencia, fueron subidos a una de las unidades y obligados a inhalar cloroformo para que perdieran el conocimiento.
Antes de ser secuestrado, Sánchez Nava había anunciado que interpelaría al entonces Gobernador, el extinto José Francisco Ruiz Massieu, durante la lectura de su Tercer Informe, por el fraude electoral cometido por el PRI en los comicios locales del 3 de diciembre de 1989.
"Guillermo y Saúl fueron secuestrados un día antes de que Ruiz Massieu rindiera su informe en el Cinema Jacarandas", recuerda un pariente de Sánchez Nava.
Detalla que, antes de liberarlos, los obligaron a tomar bebidas alcohólicas y, ya dormidos, los dejaron en una playa en Acapulco.
En la denuncia que presentaron ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Sánchez Nava y López Sollano señalaron a Ruiz Massieu como autor intelectual de su secuestro.
Declararon que durante su cautiverio, una persona les advertía que se los iba cargar la "chingada".
Esa voz, dijeron, la identificaban como la de Agustín Montiel López, entonces director de reclusorios de Guerrero y actualmente preso en el Penal del Altiplano por los delitos de transporte y comercio de cocaína.
"El propósito de mi secuestro fue evidente: Ruiz Massieu no quería que interpelara su informe de labores", contó Sánchez Nava, quien ha sido dirigente estatal y diputado federal del PRD.
Los expedientes sobre agresiones contra perredistas de Guerrero, refieren que en 1992, cuando era diputado federal, Sánchez Nava viajaba en su auto Tsuru por las calles de la ciudad de Tixtla, fue perseguido por un grupo de individuos armados, a bordo de una camioneta.
El actual representante del PRD ante el Instituto Estatal Electoral de Guerrero pudo estacionar su vehículo y entrar a su casa.
Los individuos armados sólo le robaron su automóvil.
Jesús Guerrero corresponsal, Reforma, 13 de enero.
Acompañado por Saúl López Sollano, Sánchez Nava viajaba en un Volkswagen sobre la Avenida Nicolás Catalán, cuando de varios vehículos descendieron individuos armados.
Tras bajarlos del Volkswagen con violencia, fueron subidos a una de las unidades y obligados a inhalar cloroformo para que perdieran el conocimiento.
Antes de ser secuestrado, Sánchez Nava había anunciado que interpelaría al entonces Gobernador, el extinto José Francisco Ruiz Massieu, durante la lectura de su Tercer Informe, por el fraude electoral cometido por el PRI en los comicios locales del 3 de diciembre de 1989.
"Guillermo y Saúl fueron secuestrados un día antes de que Ruiz Massieu rindiera su informe en el Cinema Jacarandas", recuerda un pariente de Sánchez Nava.
Detalla que, antes de liberarlos, los obligaron a tomar bebidas alcohólicas y, ya dormidos, los dejaron en una playa en Acapulco.
En la denuncia que presentaron ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Sánchez Nava y López Sollano señalaron a Ruiz Massieu como autor intelectual de su secuestro.
Declararon que durante su cautiverio, una persona les advertía que se los iba cargar la "chingada".
Esa voz, dijeron, la identificaban como la de Agustín Montiel López, entonces director de reclusorios de Guerrero y actualmente preso en el Penal del Altiplano por los delitos de transporte y comercio de cocaína.
"El propósito de mi secuestro fue evidente: Ruiz Massieu no quería que interpelara su informe de labores", contó Sánchez Nava, quien ha sido dirigente estatal y diputado federal del PRD.
Los expedientes sobre agresiones contra perredistas de Guerrero, refieren que en 1992, cuando era diputado federal, Sánchez Nava viajaba en su auto Tsuru por las calles de la ciudad de Tixtla, fue perseguido por un grupo de individuos armados, a bordo de una camioneta.
El actual representante del PRD ante el Instituto Estatal Electoral de Guerrero pudo estacionar su vehículo y entrar a su casa.
Los individuos armados sólo le robaron su automóvil.
Jesús Guerrero corresponsal, Reforma, 13 de enero.
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