La Armada entrena a 20 reporteros de guerra para atestiguar operativos antinarco

La Armada de México cuenta con 20 “reporteros de guerra”, quienes con sus “cámaras de combate” se encargan de grabar en video y fotografías el creciente número de operativos en los que participan los infantes de marina en contra del narcotráfico y del crimen organizado.

Son militares de carrera o egresados de la carrera de comunicación social, quienes cumplen tareas de “corresponsales de guerra”. Debido al riesgo que implica su actividad, a partir de 2009 el alto mando de la Armada decidió que quienes grabaran las imágenes de los operativos contaran con el adiestramiento militar adecuado y llevaran el equipo de campaña necesario para salvaguardar su seguridad.

Armados con sus cámaras de video y fotografía digital, los marinos visten –al igual que los infantes de marina– uniforme de camuflaje, pasamontañas y casco, y además portan armas de cargo (ametralladora y pistola). Son testigos directos de enfrentamientos, balaceras y operativos anticrimen de las fuerzas de elite de la Secretaría de Marina.

Su función es captar las imágenes y enviarlas lo más pronto posible a la Dirección de Comunicación Social de la Secretaría de Marina.

Hay dos vías principales para el envío y recepción de la información: una es a través de los canales de información con que cuenta el alto mando de la Armada para la transmisión de datos confidenciales a sus regiones y zonas navales, y la otra es por medio de una cuenta especial en Internet, la cual, por no ser ciento por ciento confiable, sólo es utilizada en casos en los que es urgente el envío de las imágenes, sobre todo cuando son distribuidas a los medios de comunicación.

La actuación de los encargados de las “cámaras de combate” llamó la atención del Comando Norte de Estados Unidos, el cual invitó a finales de 2009 a los marinos mexicanos para que conocieran las experiencias de sus colegas estadunidenses que han grabado conflictos bélicos, como los de Irán e Irak, explicaron funcionarios de la Armada, quienes añadieron que al primer curso asistieron 10 elementos y el pasado octubre un número similar tomó el segundo curso.

–¿Por qué la Marina decide que sus elementos tomen el curso?

–Básicamente porque se trata de retomar lo que podemos hacer nosotros en nuestros operativos, ciertas prevenciones que hay que tomar con el equipo. Tiene que ver con “todo lo que una cámara de combate profesional debe tomar en cuenta al momento de registrar la imagen” –señalaron los entrevistados.

Precisaron que los primeros cursos y adiestramiento para su personal fueron realizados por personal de la secretaría.

–¿El grado de inseguridad que hay en México y el incremento de las acciones de la Armada en el combate al crimen organizado fueron tomados en cuenta al momento de adoptar esta decisión?

–Independientemente de la situación, este curso da los elementos para que un fotógrafo o un camarógrafo puedan sacar su trabajo de la mejor manera. Es un entrenamiento que, si bien nace en Estados Unidos para situaciones de conflicto bélico, se puede aplicar en cualquier situación. Básicamente el curso pone énfasis en la creatividad que los camarógrafos y fotógrafos deben tener, así como en aspectos técnicos que tienen que ver con la calidad de imagen y el envío de la información.

Añaden que el personal que se ha especializado en esta tarea –hasta ahora sólo la realizan hombres– pertenece a la Unidad de Comunicación Social y a otras áreas para, en un momento dado, contar con personal capacitado para grabar y tomar fotografías.

Dado el éxito del programa y la importancia que tiene para la institución el material, explican los funcionarios, cuyo nombre se reserva por seguridad, personal de las zonas y regiones navales del país ya está tomando cursos de capacitación y adiestramiento para que cuando suceda un operativo en su zona de influencia no dependa del personal de comunicación social que hay en la ciudad de México.

–En cuanto al levantamiento de imagen, creo que ya no es solamente ir y captar la imagen, ya que van armados, con su equipo de combate. La labor se ha ido haciendo más delicada, ¿no? También deben saber defenderse en un caso extremo, ¿no?

–Ellos no van al frente o con todo el grupo; van atrás, y en el momento en que se les dan indicaciones para hacer el levantamiento de imagen, entran. Pero el hecho de estar junto al grupo los obliga también a saber manejar las armas, a tener su equipo al 100 por ciento, a estar alertas, saber interpretar las órdenes que da el que está al frente del operativo para evitar también comprometer las acciones que se llevan a cabo.

–¿Camarógrafos y fotógrafos siempre habían recibido adiestramiento militar especializado, o esta situación tiene poco tiempo?

–Todo el personal naval recibe formación militar. Sin embargo, los que están participando ahorita, de 2009 para acá, se les ha involucrado más con las operaciones que realiza nuestra gente de infantería de marina.

“La imagen que consigue nuestra gente tiene varios objetivos: uno de ellos es dar a conocer nuestras actividades; también documentar los hechos para sustentar cómo se llevó a cabo cada acción, sobre todo ahora que es muy importante el respeto a los derechos humanos, como archivo histórico.

“Anteriormente la información que más se grababa eran ceremonias protocolarias, desfiles, etcétera, pero en la actualidad, y dadas las nuevas tareas de los infantes de marina en el combate al crimen organizado, lo que más grabamos son los operativos”, concluyen los entrevistados.
Jesús Aranda, La Jornada, 28 de febrero.

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