Organizaciones civiles y la Iglesia católica presentaron la propuesta de una visa temporal para los migrantes y se manifestaron por dejar “de engordar la vaca” a los narcotraficantes que aprovechan la situación de éstos para secuestrarlos.
Al dar inicio a la campaña “Para terminar con los secuestros de migrantes en México”, el obispo Raúl Vera explicó que con la visa sólo se les permitiría estar dos meses en territorio mexicano y viajar en el transporte público, con ésta el crimen organizado perdería 50 millones de dólares, cantidad aproximada a la que obtienen por secuestros.
En conferencia de prensa, explicó que con esta visa temporal México se puede convertir en un ejemplo de otras naciones, recordó que tiene su antecedente en un documento que se otorgó a las personas después de la Primera Guerra Mundial.
El jerarca católico precisó que la actual iniciativa de Ley de Migración no ofrece ningún estatus regular y condena a la clandestinidad a las y los transmigrantes —aquellas personas que buscan cruzar territorio mexicano a Estados Unidos— y enfrentan un riesgo enorme de ser secuestradas por grupos del crimen organizado en tanto tienen que viajar en los trenes cargueros en su trayecto hacia el norte del país.
Durante la presentación del documento, Vera puntualizó que no corresponde a México “convertirse en otro muro contra el flujo de migrantes latinoamericanos, sino al contrario: el fin de la política migratoria debe ser salvaguardar los derechos fundamentales de las y los migrantes que sólo buscan una vida digna para sí y para sus familias”.
México • Eugenia Jiménez, Milenio, 11 de marzo.
Al dar inicio a la campaña “Para terminar con los secuestros de migrantes en México”, el obispo Raúl Vera explicó que con la visa sólo se les permitiría estar dos meses en territorio mexicano y viajar en el transporte público, con ésta el crimen organizado perdería 50 millones de dólares, cantidad aproximada a la que obtienen por secuestros.
En conferencia de prensa, explicó que con esta visa temporal México se puede convertir en un ejemplo de otras naciones, recordó que tiene su antecedente en un documento que se otorgó a las personas después de la Primera Guerra Mundial.
El jerarca católico precisó que la actual iniciativa de Ley de Migración no ofrece ningún estatus regular y condena a la clandestinidad a las y los transmigrantes —aquellas personas que buscan cruzar territorio mexicano a Estados Unidos— y enfrentan un riesgo enorme de ser secuestradas por grupos del crimen organizado en tanto tienen que viajar en los trenes cargueros en su trayecto hacia el norte del país.
Durante la presentación del documento, Vera puntualizó que no corresponde a México “convertirse en otro muro contra el flujo de migrantes latinoamericanos, sino al contrario: el fin de la política migratoria debe ser salvaguardar los derechos fundamentales de las y los migrantes que sólo buscan una vida digna para sí y para sus familias”.
México • Eugenia Jiménez, Milenio, 11 de marzo.
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