Fidel Castro deja liderazgo del PCC; Raúl, el número 1

LA HABANA (Agencias).— El presidente Raúl Castro fue designado ayer primer secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC), en reemplazo de su hermano Fidel y en el marco de un crucial congreso que avaló cambios en el sistema socialista cubano para el desarrollo de la economía.

El presidente anunció su decisión de cambiar lo que sea necesario sin “improvisaciones ni apresuramientos”, pero advirtió que su plan para reformar el socialismo será una tarea ardua y prolongada. Demandó “orden, disciplina y exigencia” para cumplir el programa del VI Congreso de la organización, clausurado ayer.

Ataviado con una guayabera blanca, Raúl, quien cumplirá 80 años el 3 de junio, dijo que el cargo que asumió, y que ejerció durante 45 años su hermano mayor, será su “última tarea”. Asimismo, asumió “como misión principal y sentido” de su vida “defender, preservar y proseguir perfeccionando el socialismo y no permitir jamás el regreso del régimen capitalista”.

Castro previó un panorama económico más sombrío para la nación, sumida en una crónica crisis económica desde hace décadas. Dijo que como aumentaron los precios de los alimentos, el gobierno se verá obligado “en cuanto termine el Congreso a realizar ajustes al plan aprobado en diciembre pasado”. Tras exigir el ahorro de recursos se quejó de que aún hay “gastos irracionales e inmensas reservas de eficiencia”.

Tributo filial

Raúl rindió tributo a Fidel, quien lo escuchaba atento, sentado junto a él, al señalar que “no precisa de cargo alguno para ocupar, por siempre, un lugar cimero en la historia, en el presente y en el futuro de la nación cubana”.

Por primera vez desde 1965, el nombre de Fidel Castro no apareció en el listado de los miembros del Comité Central, ni del Buró Político integrado por los máximos líderes del partido.

Vestido con una chaqueta deportiva sobre una camisa a cuadros, el ex presidente se puso luego de pie junto a su hermano durante la interpretación del himno nacional de Cuba.

Los participantes en el evento vitorearon su nombre en varias ocasiones en que fue nombrado, incluso en el discurso de su hermano. Fidel Castro, de 84 años de edad, lideró a lo largo de más de cuatro décadas a los comunistas isleños. Su presencia levantó aplausos atronadores entre los asistentes a la ceremonia. Algunos de ellos incluso lloraron cuando lo vieron llegar.

El actual vicepresidente, José Ramón Machado, fue electo segundo secretario y en el tercer puesto quedó el comandante de la revolución Ramiro Valdés, otro dirigente de larga data.

Los casi mil delegados que participaron en el congreso eligieron a la nueva dirigencia y debatieron tres días un documento que avaló las reformas económicas impulsadas por el mandatario.

También se designaron 115 miembros del Comité Central, de los cuales 15 integran el Buró Político del PCC. Castro dijo que en los próximos meses se realizará la Conferencia Nacional del Partido, donde se tomarán decisiones de corte político y se buscará un “rejuvenecimiento” de los cargos.

Para Eduardo Bueno, experto en Estudios Latinoamericanos de la Universidad Iberoamericana de México, “lo que se está dando es un cambio controlado; se ha priorizado el orden político que una renovación de cuadros”. Agregó que las reformas irán creando una “sociedad civil emergente” que a mediano plazo presionará para que ceda la dureza del sistema.

Por su parte, la analista estadounidense Ann Louise Bardach se preguntó: “¿Qué parte de esto es una reorganización profunda? Estos son los tres principales históricos que quedan en el país”, agregó con relación a Raúl Castro, Machado y Valdés. “No se está viendo nueva sangre. Esta es la sangre más vieja que hay en Cuba”, señaló.

Las reformas económicas incluyeron una apertura al mercado de trabajo independiente, así como la instalación de un sistema impositivo y la eliminación de subsidios masivos. Medios de prensa indicaron que entre los temas aprobados —el texto final no se ha difundido— figura la compra venta de casas, la entrega de créditos a trabajadores por cuenta propia, el incremento de tierras ociosas a productores privados, hacer obligatorio el uso del contrato formal entre las empresas, entregar créditos a personas naturales, flexibilizar la política tributaria, reactivar la industria azucarera y fomentar la ganadería.


El Universal, 20 de abril.