Madero se aparece en la campaña

El primer intento de repartir volantes a los automovilistas se quedó en la pura intención. Luis Felipe Bravo Mena, aspirante a la gubernatura del Estado de México, veía a lo lejos al dirigente nacional del PAN, Gustavo Madero, cruzado de brazos mientras él intentaba saludar a los conductores.

Ayer fue el primer día de campaña, iniciada el lunes, en que Madero acompañó a Bravo Mena en sus actividades proselitistas.

En medio de la desorganización y bajo el sol del mediodía, el candidato panista inició su recorrido entre los autos sin tener volantes o propaganda de su campaña que entregarles, y tras saludar a tres conductores decidió regresar sobre sus pasos.

Tras él, la coordinadora de la bancada panista en la Asamblea Legislativa, Marina Gómez del Campo, trataba de poner orden, sin éxito.

La estrategia panista no resultó e incluso se complicó debido a que colocaron un templete que ocupó un carril de la avenida Las Torres, impidiendo el paso de los automovilistas que molestos hacían sonar sus bocinas al paso del candidato.

Tras apenas 10 minutos de incertidumbre, el ex secretario particular del presidente Felipe Calderón decidió abordar el autobús en el que era transportado junto con diputados locales de todo el país, para llegar al siguiente punto del reparto de propaganda.

Ahí también estuvo acompañado por Madero y el gobernador de Jalisco, Emilio González.

Sin embargo, el acompañamiento no incluyó la ayuda en el reparto de volantes, pues mientras Bravo Mena se paseaba entre los autos y se subía a los autobuses para repartir su propaganda, Madero y el gobernador jalisciense esperaban juntos en una acera platicando con los militantes.

En tanto, un grupo de al rededor de 10 jóvenes abordaba a Bravo Mena.

—Queremos hacerle propuestas para la juventud —le dijo uno de ellos al paso de Bravo Mena, quien detuvo su camino y empezó a dialogar con ellos.

—Vamos a tener un fondo de becas —dijo Bravo Mena.

—Mataron a mi hermana. ¿Usted también me va a ayudar con eso? —le gritó otro de los jóvenes.

—Vamos a tener también un fondo para micro y pequeñas empresas de jóvenes, porque hay jóvenes que quieren empezar a hacer algo, pero les falta un respaldo, —contestó el candidato tras una breve pausa.

—Nos preocupa el narco —dijo tímidamente una jovencita, sin obtener respuesta del panista que tras un par de minutos reinició su marcha.

Unos pasos adelante, una mujer provocó la sonrisa y el apretón de manos efusivo del candidato cunado al entregarle un volante le dijo:

—No pierda el tiempo conmigo, yo voy a votar por usted, vaya a convencer a los demás.

Que se pongan a contar anuncios

En Toluca, Madero llamó a los militantes panistas a contar los espectaculares del candidato priista Eruviel Ávila para comprobar el rebase de topes de campaña.

Aseveró que la oposición trata de generar en la ciudadanía un ánimo adverso, pero “pésele a quien le pese”, el país avanza.

Para contrarrestar esa estrategia, llamó a los panistas a “luchar para combatir las malas percepciones con las buenas realidades”.

Margarita Zavala, esposa del presidente Calderón, también acudió al encuentro de los legisladores locales y ahí dijo que Bravo Mena es un hombre en quien se puede confiar.

Estamos aquí, dijo, no sólo por la reunión de los propios diputados locales, sino también por el valor que tiene para nuestro México la gente del Estado de México y, por supuesto, por la seguridad que tenemos nosotros en un hombre como Luis Felipe.

“Por su trayectoria, por su historia, estamos contigo”.

A la reunión panista acudieron también Luis H. Álvarez, el delegado del CEN para la elección local, Javier Corral, y el gobernador de Jalisco, Emilio González.

Bravo Mena cerró sus actividades proselitistas en un mitin en Metepec, en el cual confesó que a veces se encuentra molesto: “cómo chingados no me voy a enojar, si no se resuelven los problemas en el Estado de México”.

Bravo Mena advirtió que con una victoria en la entidad mexiquense se mandará la señal a todos los mexicanos que permita evitar el regreso del viejo régimen autoritario.

Daniel Venegas y Luis Velázquez, Milenio, 22 de mayo.

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