Eruviel Ávila: apretar y negociar

El 25 de marzo, en el comedor principal de la Casa Estado, Eruviel Ávila paladeó algo más dulce que los higos con queso azul y los profiteroles que pusieron a la mesa del Gobernador Enrique Peña, quien compartió la cena de ese viernes con los seis aspirantes priista a sucederlo: una victoria de poker, un triunfo a partir del alarde.

Contra todo pronóstico, el ecatepequense vino de atrás y se encaramó como el candidato del PRI a la Gubernatura.

Militantes del tricolor y protagonistas de la Oposición que tejieron las negociaciones del PAN y PRD para intentar formar una alianza electoral que enfrentara al PRI aseguran que el rumor de que se acercaron a Eruviel para ofrecerle esa candidatura es certero, y que precisamente ese coqueteo le sirvió al ex Edil de Ecatepec para encarecer su participación en la contienda interna.

El temor de que Ávila se convirtiera para el Edomex en el Mario López Velarde, Malova, el ex priista que ganó Sinaloa el año pasado postulado por la Oposición, era real.

"No se hubiera salido del PRI si no se la daban, me lo dijo, pero el promover que se filtraran un par de acercamientos que tuvo con Luis Sánchez y Octavio Germán (líderes estatales del PRD y PAN) lo capitalizó muy bien; a los pocos días de que nos vimos con él, me llamó y me dijo 'no para de sonar mi teléfono, ¡todo mundo quiere saber si me voy!'", confió un legislador presente en esas reuniones.

Ávila no es del Valle de Toluca, mucho menos de Atlacomulco; no tiene un lazo sanguíneo con ex Gobernadores de la entidad, como sus antecesores en la línea de sucesión gubernamental.

Es más, ni siquiera sabe jugar golf, pasatiempo favorito de los llamados Golden Boys, los delfines del Mandatario en turno. Sin embargo, la madrugada del 26 de marzo, Enrique Peña dio a conocer que el hijo de un vidriero abanderaría al PRI para competir por su sucesión, gracias a que sabe venderse... y muy caro.

El vidriero que ha venido de abajo por pensar en grande, como él mismo se define, logró doblar a la familia Del Mazo, que en la postulación a la Gubernatura de Alfredo hijo veía reivindicada la afrenta que en 1988 sufrió el padre, tras perder la candidatura presidencial con Carlos Salinas de Gortari.

"Tuvo que amagar, amenazar, para que le dijeran 'espérate, no te vayas'; él creo su propio mito", recordó un priista de alto rango en la entidad.

Éste es acaso el gesto más claro de cómo consigue apretar y soltar en una negociación Eruviel, según la clase política que ha tratado con él. Quienes lo conocen dicen que es dadivoso y que su estilo al negociar rompe el protocolo, por lo que prefiere dialogar en algún restaurante, acompañado de una cena, sí es oriental mejor.


Sandra García y Hugo Corzo, Reforma, 18 de junio.

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