Eruviel se niega a modificar la imagen de seguridad y calma

Las propuestas de los asesores de imagen de Eruviel Ávila, candidato a la gubernatura del Estado de México por la coalición Unidos por Ti, no se hicieron esperar; no obstante, decidió mantener su vestimenta casual, cómoda y ligera, que da la sensación de seguridad y calma.

Prefiere una vida familiar, aunque “en realidad no es algo planeado, “si se me antoja salir, salgo, si no, me quedo a gusto en casa”. Se define como un hombre, un candidato, “reflexivo y moderado”.

Sigue siendo el mismo, ahora sin barba, desde que inició su carrera en Ecatepec, de donde es originario y cuyo domicilio de residencia se ubica en Ciudad Azteca.

Los intentos de los asesores de imagen no prosperaron en el ánimo del candidato. Un solo rostro, tal vez más delgado por recomendación médica y sigue tan aficionado al mole de olla y obsesionado por el trabajo. No duerme más de cuatro horas, las giras de trabajo y su intención de mantenerse cercano a la gente le dejan poco tiempo.

Los desvelos son evidentes en su rostro, pero se levanta “con el ánimo de la competencia electoral y sus aspiraciones de alcanzar el cargo de gobernador del Estado de México”. Sigue igual que siempre, “aplicadito y bien portado”.

Abogado de profesión y con un doctorado en Derecho, egresado de la Universidad Autónoma de México, Ávila no pierde la oportunidad de hablar de sus orígenes.

Escudriña en sus recuerdos. Encuentra el entusiasmo del municipio de Ecatepec, donde nació y siguió una carrera política, que sin imaginar lo llevaría a uno de los escaños más disputados.

Con sentido del humor, recrea su vida. “Cuando tuve el primer cargo público como secretario del ayuntamiento tenía 24 años, o sea, ya hace un buen tiempo. Y de las primeras gestiones que realicé fue el poder concretar la donación de un terreno de Ecatepec, para construir el campus de la Universidad Autónoma del estado de México en Ecatepec”.

Desde el inicio de la campaña, las propuestas de los asesores de imagen no se hicieron esperar y sus intentos de lanzar una nueva cara no prosperaron. Se cambia, tres o cuatro veces al día de camisa, de acuerdo con los lugares que recorre. El bloqueador solar no falta en el pequeño maletín, ni un cepillo de cerdas naturales y cera para el pelo para mantenerlo ordenado.

Dice tener un poco más de diez camisas blancas, unas tres chamarras rojas y al menos seis pantalones para distinguirse entre los electores como abanderado del PRI-PVEM-Panal. En sus mítines usa chamarra roja, pantalón beige y zapatos color café. Limó su discurso. No hay dos rostros, admite que sigue siendo el mismo.

Toluca • Ana Salazar, Milenio, 19 de junio.

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