Hacen su hogar en rascacielos

CARACAS.- Al pie del tercer rascacielos más alto de Caracas, capital venezolana, y el octavo de América Latina, un joven que omite revelar su nombre, vigila con celo el acceso a una de las comunidades de "okupas" más grandes del mundo. "Aquí las reglas son estrictas y tengo que pedir autorización a la directiva", advierte Juan, mientras se comunica por radio con una red de vigilantes. Dentro del enorme esqueleto de concreto, cubierto a medias de cristales azules, aproximadamente unos 2 mil 500 "invasores" han creado un peculiar microcosmos, aun cuando el Gobierno del Presidente Hugo Chávez ya les prometió darles una casa propia en dos años. "La directiva" es la plana mayor de la "Cooperativa Casiques de Venezuela", registrada así, con "s", por los líderes de 200 familias de zonas populares que, en 2007, tomaron el edificio de 45 pisos conocido como la Torre de David. Cuatro años después, a los pioneros se han unido 300 familias más. Acostumbrados ya al vértigo, los "okupas" improvisaron muros para delimitar sus espacios y así evitar que sus hijos caigan al vacío como le sucedió a una niña, según relató a la prensa una de las residentes. Ubicado en el céntrico vecindario de La Candelaria, el rascacielos -valuado en unos 60 millones de dólares- es el más llamativo de los 22 mil inmuebles ocupados en Venezuela desde hace 10 años. "Antes se habían tomado terrenos pero en 2001 empezaron las invasiones de inmuebles construidos en el país. Era algo inédito, ni siquiera estaba tipificado como delito", afirma Roberto Orta, presidente de la Asociación de Propietarios de Inmuebles Urbanos, Apiur. Coronada con un helipuerto, la obra de 195 metros de alto, comenzó a erigirse en 1990 como sede del Grupo Financiero Confinanzas, del empresario David Brillenbourg. Tras la crisis bancaria de 1994, quedó a medias y se convirtió en un elefante blanco en manos del Estado venezolano. De emblema de progreso, pasó a ser un ícono del crack de los 90 y ahora, símbolo inocultable de la crisis de vivienda en Venezuela. Sin elevadores funcionando ni servicio de agua, el edificio está habitado solamente hasta el piso 28. "Aquí estamos bien coordinados y hasta pagamos la electricidad", afirma Juan, quien llegó con su mujer y cuatro hijos, y allí tuvo otro niño, ahora de un año. Lo que distingue a estos "okupas" no es sólo que vivan en un rascacielos, sino cómo se han organizado. Hay delegados de piso, que hacen cumplir las normas, y negocios exclusivos: bodegas, un cibercafé, peluquerías y una fábrica de bloques. Según El Nacional, la Torre de David tiene sus mandamientos: no consumir drogas, no pelear con los vecinos, no dejar niños dormidos en las escaleras, no hacer fiestas sin permiso, no andar semidesnudos. Y, también sus sanciones: trabajo comunitario y desalojo. Los "departamentos" deben estar limpios y cada familia paga 150 bolívares (34 dólares) mensuales de mantenimiento. Hay otro sello particular. Nadie ingresa en la torre, nadie declara, sin la venia del sumo pontífice de la comunidad: el pastor evangélico Alexander Daza, alias "El Niño", quien dirigió la ocupación junto a un grupo de hombres, entre ellos varios ex presidiarios. Déficit en vivienda Con una carencia de más de 2 millones de casas, la vivienda es uno de los temas pendientes del Gobierno de Chávez. 22,000 inmuebles han sido invadidos en Venezuela de 2001 a 2011. 155 edificios han sido invadidos en Caracas desde 2003. 2.5 millones de familias aspiran a tener casa nueva o a mejorarlas; podrían ascender a 3.7 millones. 241 edificios fueron expropiados en Caracas en 2006. 19 estacionamientos fueron expropiados para construir viviendas. Fuente: Apiur (Asociación de Propietarios de Inmuebles Urbanos), Presidencia. Cristina Marcano, Reforma, 23 de octubre.

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