Indigentes, dos de cada 10 mexicanos

Los programas para superar la pobreza son “muy limitados” y, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social 2010, la mitad de la población en México vive un grado de pobreza, algunos extrema, lo que significa que no les alcanza para cubrir una canasta básica de alimentos ni vestido, salud, educación, vivienda y transporte, coincidieron investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México. Adolfo Sánchez Almanza y María Cristina Bayón, de los institutos de Investigaciones Económicas (IIEc) y Sociales (IIS), destacaron que conforme con el Coneval “2 de cada 10 mexicanos son indigentes: no logran cubrir ni siquiera la canasta básica de alimentos. Estas cifras son similares a las de 1992, lo que refleja los escasos avances en la materia en los últimos 20 años”. Bayón precisó que aunque hay más cobertura es de mala calidad, en materia de educación, vivienda y salud. “Se ha privilegiado el acceso en detrimento de la calidad, por ejemplo, de 2005 a 2010, la cobertura del Seguro Popular creció 250 por ciento, pero la incorporación de médicos generales a la secretaría de Salud experimentó apenas un aumento del 40 por ciento, algo que se agudiza en el caso de especialistas, y evidencia serias limitaciones de recursos e infraestructura, a la par del ensanchamiento de las brechas de los servicios entre entidades federativas”. En el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, Bayón refirió que a esto se suman las profundas desigualdades en el acceso y calidad de los servicios educativos entre los jóvenes de los sectores menos favorecidos, lo que conduce a que coexistan mexicanos de primera y de segunda. Bayón recordó la experiencia reciente de varios países como Brasil, Argentina y Uruguay, donde el Estado ha asumido un rol más activo tanto en el terreno económico como social, a través de políticas sociales universales, recuperación de salarios mínimos y mayor dinamismo del mercado interno. Resumieron que la superación de la marginación sólo será posible si la justicia social, la reducción de la desigualdad y el establecimiento de pisos mínimos de bienestar pasan a formar parte de las prioridades de la agenda política. México • Blanca Valadez, Milenio, 17 de octubre.