“La lucha seguirá”: disidentes

Disidentes y diplomáticos extranjeros firmaron ayer un libro de condolencias que permanecerá abierto hasta el día de mañana en la casa de la líder de las Damas de Blanco, Laura Pollán, quien falleció el viernes en La Habana tras un paro cardiaco. Una parte de sus cenizas fueron trasladadas a Manzanillo, su ciudad natal en el oriente de Cuba, y la otra será esparcida en un lugar que se ignora hasta el momento, según informó Berta Soler. Soler, 48 años, fundadora junto con Pollán de la organización femenina en 2003, y quien parece ocupará su liderazgo, agregó que “la lucha seguirá”, e informó que hoy el grupo volverá a desfilar por la Quinta Avenida de la capital, como hacen cada domingo una treintena de mujeres. De 63 años, Pollán fue ingresada de urgencia el pasado siete de septiembre, con insuficiencia respiratoria, en una sala de cuidados intensivos del hospital Calixto García de la capital cubana, donde expiró a las 19: 50, hora local, del viernes pasado. A Pollán, que padecía diabetes e hipertensión, también se le había comprobado un virus respiratorio del tipo sincitial y otro de dengue 4, lo que complicó si situación médica y obligo a que dos horas antes del desenlace se le aplicara una traqueotomía, puntualizaron disidentes. Voceros de la oposición consideraron que su muerte “es una pérdida irreparable para la reconstrucción de la democracia” en la isla. Ni el gobierno ni los medios cubanos -todos oficiales- hicieron referencia al fallecimiento de la disidente, a la que consideraban “punta de lanza, de contrarrevolución que auspicia de Estados Unidos”. Maestra de profesión, Pollán encabezó la mayor parte de las protestas públicas realizadas por su grupo en La Habana en los últimos años, con lo cual convirtió a las Damas de Blanco en la organización opositora más conocida en la capital del país, aunque sin arraigo popular. El grupo obtuvo, entre otros premios internacionales, el Sajarov del Parlamento Europeo en 2005 y trata en estos momentos de extender su influencia hacia el interior de la isla. La Habana. Manuel Juan Somoza, Milenio, 16 de octubre.