Martel juega al mago y desata guerra de acusaciones al meter acuerdo pirata

Un documento “misteriosamente” aparecido en el pleno de la Cámara de Diputados, vinculado a la terna de consejeros electorales, elevó la tensión al máximo en San Lázaro y llevó la situación a que casi se liaran a golpes Francisco Moreno Merino, del PRI, y Javier Corral, del PAN. El titular de la Junta de Coordinación Política en ese órgano legislativo, Armando Ríos Piter, del PRD, entregó en mano al titular de la Mesa Directiva, el priísta Emilio Chuayffet, el punto de acuerdo firmado por los siete líderes parlamentarios y en el que se señalaba expresamente que el acuerdo sobre la terna de consejeros se había generado a partir de “una mayoría simple”, es decir, que no era acompañado por el PAN ni el PRD. Chuayffet recibió el punto de acuerdo, pero cometió el error, reconocido por él mismo, de no sellarlo ni colocar la hora de recepción. Aún así, ordenó su lectura ante el pleno a fin de someterlo más tarde a votación. Pero en esas estaban los diputados cuando el vicecoordinador del PAN Carlos Alberto Pérez Cuevas, desde su curul presentó “el otro documento”; con sello oficial y horario de entrega a las 13:30 horas, pero sin las firmas de los coordinadores de su bancada y del PRD, y con la leyenda de que el acuerdo había sido surgido “de un amplio consenso” en la Junta de Coordinación Política. El problema era, explicaba Ríos Piter, que el documento original enfatizaba que la terna propuesta no había logrado el consenso pleno, mientras que el otro, el “pirata”, resaltaba exactamente lo contrario. Que dicha terna surgía de “un amplio consenso” de los coordinadores parlamentarios. Panistas y perredistas desataron entonces la guerra. Exigían explicaciones, demandaban que se aclarara el asunto y gritaban y manoteaban por “el misterioso surgimiento” de ese otro documento. Mientras, en tribuna, colérico, el presidente de la Cámara, Emilio Chuayffet, no se explicaba cómo había surgido éste, distinto en su redacción al primero. “¿Quién lo presentó?”, preguntaba. “¡Explíquenlo!”, exigía el panista Carlos Alberto Pérez Cuevas. En las mazmorras legislativas, un agazapado priísta se hacía chiquito. Chuayffet ordenó la rápida investigación exigida por panistas y perredistas y entonces salió a la luz el “mago” responsable. El presidente de la Cámara de Diputados daba a conocer el resultado de las pesquisas: “Un trabajador de un diputado entregó ese segundo documento al área de Servicios Parlamentarios de la Cámara”, cuyo personal, “que no son peritos”, lo sellaron y fecharon al recibirlo. Pero eso no bastó al PAN, que demandó que se hiciera público el nombre de ese diputado. Chuayffet, harto de los cuestionamientos, cedía a la exigencia azul: “Es el diputado José Ramón Martel”, revelaba mientras el vicecoordinador mexiquense se veía obligado a sacar la cabeza de lo más hondo de su curul, donde la había metido en tanto se desahogaba la investigación. Martel se convertía de este modo, por segunda semana consecutiva, en el “chivo expiatorio” del PRI, ya que en días pasados fue acusado de “incidir” en el cambio del voto de la diputada del PRD Dina Herrera, que de estar a favor de la reelección, terminó por abstenerse. Luciano Franco, La Crónica, 7 de octubre.

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