Votación récord y “olor a alcohol” en la sesión

En una desorbitada paradoja sin precedente en la Cámara de Diputados, la reforma política, aprobada en lo general con uno de los mayores índices de votación en la actual legislatura, no pudo salir adelante en lo particular debido al grado de confrontación que generaron las reservas hechas al dictamen, y que provocó incluso la denuncia pública de ingesta de alcohol en el interior del salón de sesiones. Transcurridas cerca de seis horas de debate en lo particular, la diputada del PRD Enoé Uranga se quejó de que hasta su lugar llegaba el aroma del alcohol que se bebía en la parte posterior del recinto, denuncia a la que se sumaron los petistas Jaime Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, sólo que estos delataron como los beodos a los diputados mexiquenses del PRI. El “chivatazo” provocó un debate más dentro del debate, y la respuesta más dura vino del chiapaneco Julián Nazar, quien recriminó a Muñoz Ledo participar en esa denuncia, ya que, dijo, “si se le hace a él (a Porfirio) un examen de sangre, saldrá con el 90 por ciento de alcohol y 10 de botana, pero ahora es uno de los más críticos”, subrayó. Avalada en lo general con 418 votos a favor, de diputados del PRI, PAN, PRD, PVEM, Nueva Alianza y Movimiento Ciudadano, lo que constituyó todo un récord en números de votación en la actual legislatura -435 en total, sólo faltaron 65 legisladores a la sesión de ayer-, el debate desató una de las más cruentas batallas parlamentarias en San Lázaro, incluida una guerra intestina en el PRI. El panista Javier Corral, parlamentarista de primera línea, quizás el único de esa talla en el blanquiazul, “abrió fuego” de entrada al señalar que a la reforma política “la atrapó la mezquindad de una guerra intestina” en el PRI, entre los senadores encabezados por Manlio Fabio Beltrones, y los diputados de Enrique Peña Nieto. “Entre ellos están debatiendo si regresan al pasado o avanzan hacia el futuro con nuevos mecanismos de modernidad política”, acusó. La respuesta fue inmediata y contundente por parte de Beatriz Paredes, quien rechazó que la postura del PRI en torno a la reforma política “obedezca al anecdotario o a las fantasías” con las que se quiere minimizar la reflexión política de fondo que significa ese conjunto de reformas. Sostuvo, lo que encendió aún más los ánimos, que “el paisaje nacional está ensangrentado y poco luminoso, con ominosos nubarrones por la gravedad de la situación económica, el desempleo y la inseguridad”. Luciano Franco, La Crónica, 26 de octubre.

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