Criminales cambiaron plagios masivos de migrantes por secuestros hormiga: sacerdote

Orizaba, Ver., 9 de noviembre. Madres de centroamericanos que buscan a sus hijos desaparecidos llegaron hoy a esta ciudad, donde pidieron a las autoridades mexicanas y a los ciudadanos detener la violencia, los asesinatos y los secuestros de migrantes, resignadas a que la salida de sus connacionales no cesará. Al arribar por segunda ocasión a Veracruz en la séptima caravana que realizan por el país, pidieron a autoridades, ciudadanos y organizaciones civiles instalar mexicanos albergues para los centroamericanos en tránsito. El propósito es que nuestros hijos y nietos que emigren encuentren un refugio, un lugar donde les den un poco de amor, un poco de comida, un poco de medicina, un lugar para protegerse y resguardarse si llegan enfermos o hambrientos. Tomás González, sacerdote que labora en el albergue para migrantes en Tenosique, Tabasco, aseguró que en el sureste mexicano, donde los centroamericanos usan La bestia –el ferrocarril para transportarse– se modificó la forma de operar de las bandas del crimen organizado, que de un par de meses a la fecha dejaron los secuestros masivos para perpetrar plagios hormiga. Ahora los criminales suben con los migrantes y los van bajando de dos en dos o de tres en tres, en pequeños grupos, para no llamar la atención, pero continúan haciéndolo, y casi siempre es en complicidad con los policías estatales, municipales o federales, señaló. Procedente del Distrito Federal, la caravana –integrada por mujeres de Honduras, Guatemala y El Salvador– arribó la tarde de este miércoles al templo de San José de Gracia, en Orizaba, donde fue recibida por activistas y la comunidad franciscana. El provincial Vidal Enríquez ofreció una oración comunitaria en la que pidió compartir con todos su angustia, su agonía y su tristeza por el extravío de hijos, nietos y esposos, pero también su esperanza por encontrarlos. Sobre las escalinatas del altar, las centroamericanas colocaron 137 fotografías de desaparecidos –hombres, mujeres y niños– durante su paso por México, junto con las banderas de sus países. Las mismas imágenes fueron exhibidas en el parque Castillo del centro de Orizaba, donde realizaron una jornada de búsqueda de sus familiares, entregando datos a las autoridades locales y a los ciudadanos. Algunas señoras tienen hasta 18 años buscando a sus hijos, como Noldia Navarro Coello, del municipio hondureño de Cedro, madre de Pedro Antonio Hernández, quien emigró en 1993 y desde entonces no volvió a saber de él. Se perdió en México, como se han perdido miles, afirma. Elvira Alvarado de Nacome, también hodureña, señala que la migración no cesará, pero les rogamos que se acabe la violencia, los secuestros, los asesinatos para aquellos que emigren. ¡Que no nos los maten! Oasis bajo amenaza Para el corredor fabril de Orizaba las centroamericanas pidieron abrir un refugio cerca de las vías del ferrocarril por donde circulan diariamente decenas de migrantes. Hace tiempo funcionó un albergue en el templo María Auxiliadora, de Río Blanco, pero fue cerrado por presiones de las autoridades. Los refugios son oasis de descanso, de vida en medio de la ruta de la muerte, pero no son la solución, aclaró el sacerdote franciscano Tomás González. No existirían si hubiera garantías para que los migrantes transitaran sin ser víctimas de agresiones, homicidios y secuestros, apuntó. Manifestó que en México velar por las personas en tránsito también se convirtió en actividad de alto riesgo, pues actualmente hay cinco albergues de migrantes con precauciones cautelares emitidas por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos tras recibir amenazas y hostigamiento tanto del crimen organizado como de autoridades de los tres niveles de gobierno, coludidas con la delincuencia. Los refugios amenazados se ubican en Tenosique, Tabasco; Saltillo, Coahuila; Ixtepec, Oaxaca; Lechería, estado de México, y Coatzacoalcos, Veracruz. Por la noche, la caravana se trasladó a la comunidad Guadalupe, conocida como La Patrona, en Amatlán de los Reyes, donde sus integrantes pernoctaron en casas de la organización Las Patronas, formada por mujeres que proporcionan ayuda y alimentos a los migrantes que viajan a bordo del tren. Este jueves llegarán a Ixtepec. Andrés Timoteo Morales, La Jornada, 10 de noviembre.

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