“La sociedad rompió el silencio”

A pesar de que era un día sumamente intenso, decisivo en sus aspiraciones políticas, Luisa María Calderón se dio tiempo para cumplir con sus diferentes roles: madre, hija, candidata, copartidaria, lideresa, activista, motivadora. Inició la jornada en su domicilio particular, con medio centenar de llamadas telefónicas. Desayunó con su hijo Esteban, de 18 años. De ahí se fue a votar. Luego a misa. Después a su casa de campaña. Posteriormente al cuartel de guerra. —¡Órales! Échenle todas las ganas. Vamos por el toque fino, por el toque final. Vamos a demostrar nuestra fuerza y nuestra organización. La gente tiene puestas sus esperanzas en el cambio, y no hay que fallarle. ¡Vamos! ¡Ustedes son los mejores!— arengó a sus más cercanos colaboradores. La comida la compartió con su madre, doña Carmelita Hinojosa viuda de Calderón, y ya entrada la tarde regresó al búnker azul y turquesa. Ella impulsó las acciones más trascendentes, o por lo menos las validó: qué hacer frente a los reportes de presuntas presiones por parte de grupos criminales, cómo lograr que muchos simpatizantes que aún no votaban fueran a las urnas, qué decir en las tres conferencias de prensa, con qué actores políticos externos prever posibles alianzas en caso de escenarios de crisis, qué mensaje ofrecer a la multitud convocada a la celebración del triunfo en la plaza José María Morelos. Con un ojo al gato y otro al garabato, La Cocoa también se dio tiempo para el cabildeo de prioridad nacional y las relaciones públicas: atendió equitativamente y con la misma cortesía a Ernesto Cordero, Santiago Creel y Josefina Vázquez Mota. Habló con ellos en grupo, y en privado. Concedió una decena de entrevistas individuales a periodistas, y se dio una vueltecita a la sala de prensa, que antes de las nueve de la noche ya lucía una mampara con un logotipo que contenía una leyenda más que atrevida: Luisa María Calderón/Gobernadora 2012-2015, y el escudo oficial de Michoacán recortado del lado derecho. —Candidata: ese escudo hace recordar al águila mocha de Vicente Fox. —A ver: primero, ya no soy candidata… ya soy gobernadora—contestó de botepronto, entre risas— Y sí, parece que tienes razón: hay que revisar muy bien ese escudo, no sea que… Antes de partir hacia su festejo en el Centro Histórico, Luisa María recibió una información simbólica que sin embargo aplaudió con un “¡eso es!”: ganó la votación emitida por los michoacanos que radican en el extranjero, principalmente en Estados Unidos. En esa medición, ella tuvo 158 sufragios, por 104 de Silvano Aureoles y 78 de Fausto Vallejo. Ya en la popularmente denominada plaza de El Caballito, La Cocoa fue recibida por unas 3 mil personas, quienes con música de mariachi la aclamaron estruendosamente. Frente a ellos, y acompañada por los líderes nacionales del PAN y del Panal, Gustavo Madero y Luis Castro, respectivamente, la ex senadora insistió en que su presunta victoria es irreversible, y aportó un nuevo dato. Aseveró que el primer conteo rápido le concede 38.2 por ciento de los votos emitidos, mientras que Fausto Vallejo tiene 34.8 y Silvano Aureoles 24.5. “La sociedad rompió el silencio”, celebró. Javier Vega y Francisco García, Milenio, 14 de noviembre.

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