No intervenir en comicios, pide SG a ministros de culto

La Secretaría de Gobernación (SG) pidió a los ministros de culto conducirse con apego a la ley –de manera seria y decorosa– en el proceso electoral federal en curso hacia la jornada de votación del primero de julio de 2012.

De acuerdo con la Constitución Política, la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, así como del código electoral, el ejercicio libre y responsable del voto demanda a los ministros de culto una especial circunspección en el uso de la libertad de expresión y los constriñe a abstenerse de la participación activa en los procesos electorales, advirtió René Zenteno, subsecretario de Población, Migración y Asuntos Religiosos de Gobernación.

En la ceremonia de entrega de registros a nuevas asociaciones religiosas, el funcionario subrayó que ante el próximo proceso electoral federal es conveniente recordar que la ley vigente en materia religiosa dispone de un régimen especial para los ministros de culto en el ejercicio de sus derechos jurídicos.

Ante decenas de éstos y representantes de asociaciones religiosas que ayer recibieron su registro, René Zenteno recordó que está a punto de cumplir 20 años la reforma constitucional (28 de enero de 1992) que reconoció jurídicamente a las iglesias, les garantizó autonomía respecto de actos de la autoridad y otorgó derecho de voto a los ministros, entre otras acciones.

El subsecretario les dijo que la ley, además de impedirles asociarse con fines políticos y postularse a puestos de elección popular, los obliga a no realizar actos de proselitismo en favor o en contra de candidatos, partidos o grupos políticos.

Pablo Tort, titular de la Dirección de Asociaciones Religiosas de Gobernación, precisó que con esos grupos hay 7 mil 679 registros. Durante el periodo que abarca el quinto Informe de gobierno, la dependencia tramitó 6 mil 108 anuencias para la internación y legal estancia de ministros de culto extranjeros.

En tanto, el obispo de la diócesis de Irapuato, José de Jesús Martínez Zepeda, hizo un recuento de lo que diversas asociaciones religiosas consideran un desafío para la libertad de culto y acerca de la necesidad de que todos tengan los mismos derechos, especialmente en materia de expresión.

Fabiola Martínez, La Jornada, 16 de diciembre.