“Si no firma, se van a quedar aquí, no las dejaremos ir”

“No hubo maltratos ni abusos", decía el escrito que debió firmar de manera forzada doña Josefina, una víctima de violaciones a derechos humanos cometidas por marinos.

Se trata de un modo de operación corroborado por la CNDH en distintas investigaciones que ya han derivado en Recomendaciones en contra de autoridades policiales y de las Fuerzas Armadas: personas que sufrieron abusos son obligadas a consentir misivas en las que se exonera a todos los efectivos involucrados de cualquier anomalía.

Y si no acceden a la rúbrica, son intimidados e incluso amenazados con acusaciones delictivas falsas o con más tiempo en privación ilegal de la libertad.

Como Josefina, que fue detenida por elementos de la Secretaría de Marina con su bebé de tres años, con el argumento de que su esposo —también arrestado— estaba relacionado con actividades del crimen organizado, acusación que se ha desplomado de manera paulatina por falta de pruebas en su contra.

La mujer y la pequeña fueron llevadas a instalaciones navales y retenidas ahí durante todo un día. El personal de la Comisión pudo acreditar que ambas recibieron tratos inhumanos de los marinos, se vulneraron sus derechos a la integridad y seguridad personal, además de que fueron incomunicadas y presenciaron la tortura a la que fue sometido el marido.

Casi 24 horas después de las aprehensiones, enviados de la Semar con capuchas indicaron a Josefina que sería liberada junto con su niña, pero con la condición de que aprobara una carta en la cual se negaban las violaciones y se afirmaba que sólo había recibido tratos amables, que todas las actuaciones habían sido legales y vinculadas con una investigación por crimen organizado. También se señalaba que le habían proporcionado alimentos a las horas correctas y servicios sanitarios.

Según la CNDH, son documentos en los cuales la fecha, el lugar y la hora de las detenciones se dejan en blanco, a fin de tener la posibilidad de alterar los datos en caso de futuras denuncias o quejas ante organismos defensores de derechos humanos o para justificar puestas a disposición tardías ante el Ministerio Público.

Son utilizados para negar los abusos y para argumentar que los ciudadanos involucrados avalaron "el correcto accionar" de los elementos federales.

Este es el testimonio rescatado por la CNDH de otra víctima de atropellos por parte de militares: "Por la tarde, una persona que portaba pasamontañas me entregó un escrito y me pidió que lo firmara y al leerlo se dio cuenta que la fecha, lugar y hora se encontraban sin llenar, por lo que me negué a hacerlo; en la hoja se decía que no me habían maltratado, lo cual era mentira… Sin embargo, el soldado amenazó con represalias en caso de que no lo firmara".

Algo similar ocurrió con Josefina:

—No voy a firmar nada —dijo ella.

Y la respuesta fue: "Si no lo hace, usted y su hija se van a quedar aquí, no las dejaremos ir".

En la mayoría de los expedientes, los perjudicados son personas inocentes, detenidos por equivocación o como parte de operativos que se originaron de denuncias anónimas.

 que no son cotejadas con otros elementos.

Para conseguir las firmas, se envía a elementos encapuchados a fin de que no puedan ser identificados.


Daniel Blancas Madrigal, La Crónica, 18 de diciembre.

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