Cáncer, el enemigo a vencer para el presidente Hugo Chávez


BUENOS AIRES.— El futuro político de Venezuela y de Hugo Chávez no sólo está condicionado por las elecciones de octubre próximo, sino también por el estado de salud del presidente.
Sólo la enfermedad podría alejar a Chávez de unos comicios en los que, a decir por todas las encuestas de opinión, tiene el triunfo garantizado.
La oposición contará con un candidato el próximo 12 de febrero, en una elección primaria donde se escogerá entre cinco postulantes. Allí, el que corre con ventaja en Henrique Capriles, gobernador de Miranda, aunque Chávez, desde que a mediados del año pasado le anunció al mundo que luchaba contra el cáncer, ha subido en las encuestas 14 puntos.
“La guerra contra el cáncer”, esa que el mandatario dice ir ganando, lo impulsa hacia un nuevo periodo de seis años. De concretarse, Chávez estará habilitado para gobernar hasta el 2018, como prometió tantas veces.
Con el precio del petróleo por encima de los 100 dólares y sin miras a la baja, todos los problemas estructurales, principalmente los energéticos, y los económicos, se vienen paliando de la manera más heterodoxa posible. Así, a lo Chávez. Con remiendos donde urge y galopando tan sólo unos metros delante de la inflación, que en 2011 ascendió al 27.8 %, según las cifras oficiales.
“La revolución avanza a paso de vencedores”, repite Chávez, quien ha moderado sus apariciones en función de la salud, esa que los venezolanos han tenido que adivinar, ya que desde que reveló que sufría cáncer y estaba siendo atendido en Cuba, en junio pasado, no existen partes médicos ni información fidedigna. Sólo la que el presidente emana en sus apariciones públicas.
Con bombo y platillo
Lo cierto es que Chávez ha allanado el camino de su triunfo electoral: el presupuesto del Estado en 2011 aumentó 67% y se espera mantener el caudal de fondos del Tesoro para este año. Las presentaciones de nuevas obras, como la de 26 nuevos hospitales, antes de la Navidad, tuvieron todo el color y el olor de estrategias de campaña, más que de noticias navideñas. Lo mismo que “la inauguración de un centro productor de medicamentos en el 2012”.
Nada parece entorpecer los planes de Chávez, salvo si la enfermedad lo obliga a un “repliegue estratégico”.
En ese caso, dentro del oficialista Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV), las cosas están más o menos cerradas, después de diversos atisbos de luchas internas, en medio de la conmoción por la noticia de la enfermedad presidencial.
Si Chávez se viese obligado a abdicar de su candidatura, el canciller Nicolás Maduro pica en punta para quedarse con la candidatura. Detrás de él, la familia presidencial impone al gobernador de Barinas, Adán Chávez.
Ambos, con excelentes lazos en La Habana.
En un eventual nuevo mandato de Chávez, los desafíos más grandes que el gobierno deberá enfrentar serán la inseguridad galopante, en lo interno, y su alianza con Irán, en lo externo.
Ya lo advirtió el presidente estadounidense Barack Obama, también en vías de reelección, que la Casa Blanca sigue de cerca la relación Caracas-Teherán, durante una entrevista publicada el 19 de diciembre en el matutino El Universal de Caracas.
El mensaje fue claro. Washington no repara en las arengas bolivarianas, ni en los insultos antiimperialistas del presidente, pero no está dispuesto a dejar germinar esa relación que Chávez y otros gobiernos regionales vienen manteniendo con Mahmud Ahmadineyad.
Es por allí donde Chávez es capaz de tensar la cuerda con Estados Unidos, siempre y cuando la enfermedad le dé tregua al venezolano y le permita llegar al 30 de octubre como candidato.
José Vales corresponsal, EL Universal, 12 de enero.

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