La URSS, y Venezuela, “padrinos” foráneos


SAN JOSÉ.— La situación económica de Cuba siempre ha dependido de padrinos externos. A partir de 1902, con la independencia de España que le impuso Estados Unidos, el poder económico estadounidense fue amo y señor en la isla hasta 1958.
Luego del triunfo de la revolución en 1959, Estados Unidos empezó a imponer sanciones comerciales a Cuba por su rumbo ideológico y, entre otras causas, por la nacionalización de firmas estadounidenses que por décadas operaron en suelo cubano. El embargo primero fue parcial y luego total, a partir de 1962, en demanda de elecciones libres, con multipartidismo y pluralismo, libertad de prensa y sin presidio político.
Pero antes de cortar lazos con Estados Unidos, La Habana recurrió a inicios de 1959 a la Unión Soviética, el padrino que por casi 30 años le entregó subsidios anuales superiores a 5 mil millones de dólares, a través de vías como el trueque azúcar/petróleo.
Cuba siempre alegó que la ayuda soviética nunca compensó el impacto del embargo norteamericano, pero con el auxilio de Moscú soportó el acoso de la Casa Blanca e incursionó en aventuras militares en América Latina, Asia y África.
Al desplomarse el bloque soviético, de 1989 a 1991, Cuba amplió sus nexos económicos y atrajo inversiones de Europa, Asia y América Latina. China ganó presencia en la isla, pero con el ascenso, en 1999, del venezolano Hugo Chávez a la presidencia de Venezuela, Caracas se convirtió en el nuevo gran padrino foráneo de Cuba, con un subsidio energético y financiero esencial para La Habana.
José Meléndez corresponsal, El Universal, 16 de enero.

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