Niegan que Villar fuera disidente


Sectores de la oposición cubana, dentro y fuera de la isla, así como Estados Unidos y la Unión Europea (UE), condenaron ayer con virulencia la muerte el jueves en la sala de cuidados intensivos de un hospital público de Santiago de Cuba (este) de Wilman Villar Mendoza.
El gobierno cubano declaró por su parte que “lamenta la muerte de cualquier ser humano”, pero dijo contar con “abundantes pruebas y testimonios que demuestran que (Villa Mendoza) no era un disidente, ni estaba en huelga de hambre” desde hacía 50 días, como afirma la oposición.
“El hecho por el que fue sancionado se produjo durante un escándalo público en el que agredió y provocó lesiones a su esposa (…) y al acudir agentes (de la policía) se resistió y agredió”, aseguró el gobierno.
Agregó que después “comenzó a vincularse con elementos contrarrevolucionarios en Santiago de Cuba, quienes le hicieron creer que su presunta pertenencia a los grupúsculos mercenarios le permitiría evadir la acción de la justicia”.
Villar cumplía desde noviembre cuatro años de prisión, bajo cargos de “atentado, desacato y resistencia” por participar en acciones contra el gobierno y la disidencia argumenta que en contra de esa sanción habría iniciado la presunta huelga de hambre.
El grupo opositor Damas de Blanco culpó a las autoridades por el deceso de Villar y la portavoz del Departamento de Estado de la Unión Americana, Victoria Nuland, deploró el hecho y dijo que ello “es una tragedia (…) demasiado común en Cuba”.
El gobierno cubano replicó que desde que Villar fue trasladado el 13 de enero de la cárcel al hospital público por una neumonía severa, “recibió todas las atenciones para este tipo de afección”, incluida ventilación y nutrición artificial, así como antibióticos de última generación.
La representante de Política Exterior y Seguridad Común de la UE, Catherine Ashton, lamentó sin embargo la muerte y dijo que “plantea dudas sobre el sistema judicial y penitenciario cubano”.
El fallecimiento de Villar a partir de “proceso respiratorio séptico severo” ocurre en momentos en que disidentes cubanos realizan una intensa campaña mediática para atraer la atención del papa Benedicto XVI, quien desembarcará en Santiago de Cuba el próximo 26 de marzo. La arquidiócesis de Miami ha dicho incluso que “centenares” de cubano-americanos viajarán a la isla a acompañar el Papa en su visita, hasta el 28 de marzo.
En febrero de 2010 falleció en otro hospital Orlando Zapata Tamayo, después de un ayuno de 85 días. Zapata era considerado “preso de conciencia” por Amnistía Internacional, mientras el gobierno afirma que ingresó a prisión por “delitos comunes” y fue “manipulado después” por la disidencia. A su muerte siguió un diálogo entre el presidente Raúl Castro y el cardenal Jaime Ortega y la excarcelación de más de un centenar de opositores.
Por su parte, el periodista Guillermo Fariñas, premio Sájarov del Parlamento Europeo, mantuvo una huelga de hambre que duró 135 días en protesta por la muerte de Zapata y para exigir la excarcelación de 53 disidentes.

“De profesión desconocida”
••• Wilman Villar, de 31 años y profesión desconocida, dejó al morir el jueves a dos hijas, de 5 y 7 años, a su esposa, Maritza Peregrino, y una trayectoria política y social nebulosa como disidente.
Mientras hay informes sostenidos de que Pelegrino era activista de la organización opositora Damas de Blanco, la militancia política de Villar parece efímera.
Según José Daniel Ferrer García, portavoz de la opositora Unión Patriótica Cubana, el joven se incorporó a ese grupo a “mediados de 2011”, pero otras fuentes disidentes dijeron que lo hizo “en octubre”, un mes antes de que fuera arrestado por “atentado, desacato y resistencia”, y condenado a cuatro años de prisión.
Al mismo tiempo, algunos vecinos revelaron que, “al menos en una ocasión”, fue arrestado por “golpear a su esposa”.
Acerca de este tema, la publicación disidente Café Fuerte escribió el jueves que “su situación personal era reflejo de los conflictos que afectan a la familia cubana, a remolque de la política. Villar estaba distanciado de su madre, casada con un oficial del ministerio del Interior (policía), quien no aprobaba sus actividades (…), y a mediados del pasado año habría tenido problemas con su suegra, que lo implicó por un asunto doméstico, pero luego retiró la acusación”.

La Habana • Manuel Juan Somoza, Milenio, 21 de enero.

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