LA HABANA.— Un cubano que el lunes gritó dos veces “abajo el comunismo” al correr hacia el altar en el que el papa Benedicto XVI ofició su primera misa en la oriental ciudad de Santiago de Cuba, permanecía desaparecido ayer y la ilegal pero semitolerada disidencia cubana exigió al gobierno del presidente Raúl Castro que revele su paradero.
El hombre, cuya identidad se ignora, fue controlado en un forcejeo con el aparato cubano de seguridad desplegado en la plaza Antonio Maceo, de Santiago.
La proclama del individuo, de raza negra y vestido con pantalones de mezclilla y camisa oscura, iba dirigida contra el régimen comunista de Cuba, y surgió tres días después de que el Papa afirmara, en viaje de Roma a México, que el marxismo “no responde” a la realidad.
“Hasta el momento se desconoce el paradero de esa persona, quien se manifestó pacíficamente en forma verbal, por lo cual fue agredido por ‘individuos desconocidos vestidos de civil’ y otros elementos parapoliciales, quienes le golpearon violentamente por la cabeza y el cuello, a pesar de encontrarse inmovilizado y no ofrecer resistencia al arresto”, relató ayer un comunicado de la ilegal Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional.
La Comisión “exige al gobierno de Cuba que identifique a la persona detenida de esa forma por la policía política secreta” e informe de su paradero, añadió. La cifra de disidentes detenidos “a propósito de la visita papal”, supera los 150 y se prevé que sigan “aumentando”, precisó. El vocero del Vaticano, padre Federico Lombardi, narró antenoche en rueda de prensa al final de la misa que un joven se acercó al altar y “gritó algunas palabras contra el comunismo y por la libertad”. “Creo”, añadió, que fue una “protesta de oposición”.
Al aclarar que ignora los detalles de lo sucedido y el desenlace, contó que el incidente se prolongó por aproximadamente dos minutos. Grupos disidentes repudiaron la violencia contra el hombre. Las actividades del Papa han transcurrido con normalidad.
Cuba niega que tenga presos políticos actualmente. Las autoridades se refieren a los disidentes como mercenarios, influenciados por Estados Unidos. Varios grupos de derechos humanos dicen que algunos cubanos permanecen encarcelados por sus actividades políticas. El alemán Joseph Ratzinger, elegido Papa en abril del 2005, no ha hecho ninguna referencia explícita a prisioneros políticos. (Con información de agencias)
José Meléndez enviado, El Universal, 28 de marzo.
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