"La Gaviota" retoma un papel más protagónico


La Gaviota toma la masa entre las manos. Comienza a aplastarla con las palmas. “A ver mi amor, te voy a hacer una coyota”, le dice a Enrique Peña Nieto, quien se acerca entre el gentío para soltar la carcajada. “¡Senador!”, le grita a Manlio Fabio Beltrones cuando ve a su esposa en papel de cocinera. “¡Véngase para acá a echarse una coyota!”.
Como desde el principio de la campaña, la actriz otra vez en primera fila, altamente visible, fotogénica, protagónica, sonriente, con su propio arrastre, la mitad de un binomio inédito en las campañas presidenciales. Aprovecha pausas y graba con el teléfono para subir por la noche la jornada.
Peña Nieto y Rivera decidieron arrancar su gira por el estado en Coyotas Doña Marìa, la más famosa de la frontera, un sitio abierto desde 1854, en lo que era el barrio viejo de Hermosillo. La panadería, especializada en dulces, se ve transformada en búnker. Guardias armados y con chalecos antibalas debajo de las guayaberas custodian la entrada y hacen a un lado a la dueña del local que emocionada insiste que esperó toda la semana para el acto.
Los jaloneos del equipo de seguridad alcanzan incluso a Paulina, la hija de Peña. Hoy por vez primera eleva su perfil. Está acompañada de su novio. Son los mismos que en Twitter desataron el escándalo por la “prole”.
Tras la pose, el primer acto termina. Peña Nieto emerge primero de la panadería, para emprender una nueva ronda de fotografías, de abrazos, de porras. Un grupo de mujeres se abalanza para pedirle su imagen. El priista cumple hasta que se da cuenta de que va caminando solo.
Pregunta: “¿Dónde está mi mujer?”.
El contraste de escenarios brinca a la vista. Después de visitar uno de los barrios más marginados arriba a una colonia empresarial donde las casas parecen palacios. El mexiquense se siente cómodo, lo demuestra y se desenvuelve con una soltura inusitada.
Con una velocidad vertiginosa cambia una vez más de escenario y llega al mitin con màs de 10 mil personas. Un grupo de mujeres destaca: están vestidas de rosa chillante y se autodenominan como “las Gaviotas de Peña Nieto”. Vienen de Agua Prieta. Se desgañitan para lograr la atención del priista.
De paso, rinden homenaje a la otra parte del binomio. Una esposa que en esta campaña está siendo aprovechada como activo.
Víctor Hugo Michel/Hermosillo. Milenio, 4 de abril.

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