El son de Josefina

PUERTO ESCONDIDO, Oaxaca.- La brisa atenúa el hervor de cabezas en la playa Zicatela, considerada el tercer sitio más importante en el mundo para la práctica del surf, en Puerto Escondido, y la estrella local Álvaro Monterrubio, acompañado por la Banda Santa Cecilia, se desgañita en corridos de pistoleros famosos.

Poco después de que arribara el contingente de la comunidad negra de Pinotepa Nacional y de que unos danzantes ejecutaran el baile Diablos de Collantes, donde una mujer es rodeada por diablos, llega de Ejutla Josefina Vázquez Mota, ya acalorada, junto a los candidatos al senado y a la diputación federal, Diódoro Carrasco y Martha Reyes, ex priistas. A la distancia, Xóchitl Gálvez.

Ya para ese momento, las siete de la tarde, las casi 3 mil personas, en su mayoría mujeres y ancianos (el animador no se mide: habla de 20 mil asistentes), se evaporan por la espera en sus sillas de plástico. Los banderines panistas hasta lucen lánguidos y, la gente, usa las playeras que les han dado para secarse el sudor.

Ahí, los panistas montaron, desde luego, un escenario con el embravecido mar de fondo, y desde cuatro horas antes de su arribo comenzaron a llegar decenas de camiones y camionetas, hasta con publicidad de AMLO y de Peña Nieto, con gente de Santa María Colotepec, Candelaria, San Miguel del Puerto, Pluma Hidalgo, San Pedro Mixtepec, Santo Domingo de Morelos y Pinotepa Nacional, entre otras comunidades y municipios. Si alguien se pregunta por qué la gente de la aspirante presidencial optó por Puerto Escondido, de apenas 20 mil habitantes y situado en dos municipios, basta con saber que es el punto medio que linda, a dos horas, con la sierra y la costa, respectivamente.

El ex Gobernador de Oaxaca, quien no da mensaje, presenta a Edgar Miguel, un simpático muchachito de escasos 5 años que entona con su voz de gorrión una canción en apoyo a Josefina, quien luce feliz a escuchar al chispeante Miguelito.

Toca el turno a Josefina. Mensaje de siempre (incluida la anécdota de su trabajo en el negocio familiar, de pie en una lata de pintura) y dedicado en mucho a las mujeres. Tras evocar una temporada juvenil de tres meses en Oaxaca, promete concluir la carretera de Puerto Escondido a la capital oaxaqueña, que ya está en proceso, y reforzar la infraestructura turística para que se le quite lo "escondido" al puerto. También, bachillerato para los chicos y lo de las computadoras con acceso a internet.

Cuando habla de su proyecto de escuela de tiempo completo, los niños gritan: "¡Noooo!", y al decir que no ha olvidado a las viudas y que le digan qué desean, las mujeres exclaman con todas las ganas: "¡Un maridooo!"
La candidata se adjudica el Seguro Popular, que por que un hombre le dijo que gracias a éste salvó su vida. Dice que lo mantendrá, que pagarán las medicinas (propuesta Verde) y que mantendrá Oportunidades. También, reitera que lanzará el programa para gente de 70 años y apoyos para quienes cuidan a familiares con discapacidad.

Cuando explica lo de la cadena perpetua a políticos cómplices de la delincuencia, le da un rozón a Ulises Ruiz: "si hay algún ex Gobernador, que rinda cuentas", dice. Se esperaba más. Enseguida, repite lo que, según ella, decía un viejo panista sobre las dádivas de los rivales: "tomen todo lo que les dan, pero voten", en referencia a los bultos de cemento, las láminas y demás prebendas. El PAN ni eso: puras banderitas.

Al término del olvidable mitin en Puerto Escondido, en el que pide a cada uno 10 votos más, la candidata del PAN a la Presidencia Josefina Vázquez Mota acepta la invitación de un grupo de danzantes y baila con ellos el "Son de Artesa", uno de los típicos de la región.

La candidata, sudorosa, hace los pasos con cierta gracia. Al término, le piden "Pinotepa Nacional", otro son inspirado en este pueblo, pero Josefina se retira del lugar, dejando molestos a chicos que esperaban desde las siete de la mañana para presentar un repertorio de danzas.

"Este sol es la mejor advertencia de la victoria", afirma antes de partir, en alusión al imponente atardecer.

Los asistentes, hastiados por la espera y el evento, miran hacia donde señala el dedo de la candidata. Pareciera que sólo miran al mar.


Daniel de la Fuente enviado, Reforma, 22 de mayo.

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