Entre el acarreo y el apoyo genuino

MANZANILLO.- El candidato priista Enrique Peña Nieto llega al mitin de Manzanillo sin su esposa Angélica Rivera, conocida popularmente como "La Gaviota", pero ahí tiene más que lista a su "Güilota".

Es Luz Guzmán, de Tecomán, quien así se autodenomina en una cartulina y espera casi tres horas al candidato. Ahora está parada sobre una de las sillas de plástico que colocaron los organizadores del evento.

Luz muestra orgullosa su cartulina que, por el otro lado, resalta la fidelidad que la gente de Tecomán tiene hacia el PRI, a pesar de que hace tres años perdieron por primera vez la Alcaldía frente a un panista.

"¿Cómo dicen en Tecomán? Aunque mi tierra sea pequeña es grande por el amor de su gente. Por el PRI apoyaremos a Peña para que sea Presidente", reza la cartulina de esa mujer.

La "Güilota" de Peña viste como casi toda la audiencia que espera al candidato al medio día, entre un calor bochornoso, una camiseta roja y pantalones de mezclilla. A unos metros de ella están dos mujeres, Martha las dos, que dicen ser priistas desde que nacieron. Con ellas no hay ideología, proyectos, críticas o manifestaciones que valgan. Le van al PRI porque sus padres eran priistas, es mera herencia.

Las Marthas viven en el barrio del Vigía, en Manzanillo,
y son integrantes del seccional 200 del tricolor. Han sido representantes del partido en todas las elecciones que alcanzan a recordar, a sus más de 50 años.

Junto a las Marthas y a la "Güilota" de Peña hay casi sólo mujeres. Esperan cerca de la valla por la que pasará el candidato. Cuando escuchan que se viene acercando empiezan los gritos. Una chica embarazada le grita: "¡Chiquito, aquí está tu hijo perdido".

El camino de Peña Nieto hacia el escenario es errático, da cinco pasos, se toma fotos y se deja apapachar, luego gira para atender a sus fanáticas del otro lado y retrocede cinco pasos más. Terminando, gira otra vez y se encuentra casi en el mismo lugar en el que inició. Las mujeres están encantadas, los guaruras lucen desconcertados.

El candidato llegó una hora tarde y su periplo de besos, saludos y abrazos dura apenas diez minutos. Le acompaña un hombre canoso y delgado a quien el animador presenta como el primer priista de Colima: el Gobernador Mario Anguiano.

Hace tres años, cuando Anguiano era el candidato a la Gubernatura, fue señalado por supuestos nexos con el narcotráfico ya que un hermano suyo estaba preso, acusado de tráfico de drogas.

Nada de eso es importante ahora. Anguiano recuerda que hace tres años llovía a cántaros y que aquí también estaba "el amigo personal, el amigo de la mayoría de los colimenses: Enrique Peña Nieto".

El candidato presidencial quiere ser ese amigo y anuncia la firma de cuatro compromisos más para el puerto, entre ellos la ampliación a seis carriles de la autopista Colima-Guadalajara, obra que, dice, será un homenaje al ex Presidente Miguel de la Madrid.

Pero entre las priistas de hueso colorado hay cientos de obreros afiliados a las centrales obreras del tricolor. Gente del SUTERM, sindicato de electricistas de la CFE, nada que ver con los aguerridos integrantes del SME. Aquí la presencia de los obreros en casi muda, no se suman a la gritería ni participan con porras.

José Arturo Daniels levanta una banderola que le dieron al llegar, una especie de estencil del candidato Peña Nieto, como los que popularizó el Presidente Barack Obama.

Daniels y 15 compañeros son empleados de la termoeléctrica del puerto y acudieron al mitin por orden de sus patrones. Decidió sumarse porque acabando el evento no tendrá que volver a trabajar en el resto de su jornada.

"¡Que hable la Gaviota!", grita alguien entre el público en alusión a la candidata a Senadora Itzel Ríos, quien tiene un ligero parecido a la esposa del candidato. Pero ella no habla, sólo sonríe.


José David Estrada enviado, Reforma, 20 de mayo.

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