Bajo la sombra del Azul

Cuando había terminado su cierre de campaña en la capital del país, Josefina Vázquez Mota y el PAN celebraban la "hazaña" de haber metido a 45 mil personas en la Plaza de Toros México.

Estaban felices, aunque no eran los 200 mil que fueron al Zócalo del Distrito Federal a vitorear a Vicente Fox, el 24 de junio del 2000; ni los 125 mil que se congregaron el 25 de junio del 2006 en el "megacierre" de Felipe Calderón, en el Estadio Azteca.

La campaña de Vázquez Mota no da para esos vuelos.

Sin embargo, el equipo de campaña comandado por Roberto Gil daba brincos de alegría, pues lograron que esta vez no se les vaciara el mitin antes de tiempo.

Conforme con eso, Vázquez Mota presumió en su discurso lo que decía su encuesta de ayer, como si se tratara de un logro: "estamos a seis puntos del candidato del PRI y estamos por encima de López Obrador".

En 2000 y 2006, Fox y Calderón dijeron "ya ganamos"; ayer, Josefina apenas pudo decir: "esta elección no está resuelta".

En el área habilitada como zona VIP del mitin, viejos panistas como Luis H. Álvarez, Luis Felipe Bravo Mena y Rodolfo Elizondo -que sí saben de plazas llenas- lucían contentos, pero no eufóricos como se les veía hace 12 o 6 años.

Las palabras "concentración histórica", que sí usaron para calificar los cierres de Fox y Calderón, esta vez no fueron pronunciadas.

 
 
NO TROPEZAR CON LA MISMA PIEDRA
 
El fantasma del Estadio Azul rondó ayer el Coso de Insurgentes, por el recuerdo de aquel acto fallido en el que Vázquez Mota tomó protesta como candidata, el pasado 11 de marzo, y que marcó fatalmente su campaña con la imagen de miles de personas abandonando el estadio mientras pronunciaba su discurso.

Roberto Gil Zuarth -que asumió la responsabilidad de aquel fracaso- tomó sus previsiones y logró que la plaza luciera llena y la gente permaneciera sentada en sus lugares hasta que Vázquez Mota pronunció la última de las mil 741 palabras de su discurso.

Gil calculó, horas después, que habían llenado los 40 mil asientos de la México, más tres mil personas que ocuparon las sillas colocadas en el ruedo -alrededor del templete en forma de cruz-, y dos mil que se quedaron afuera viendo el mitin en megapantallas.

Pero eran notorios los huecos en la circunferencia superior, donde entran hasta 15 mil personas en una corrida con buen cartel.

Algunos asientos vacíos fueron cubiertos con tablas de plástico azules, y dos grandes mantas cubrieron otras áreas de las gradas vacías.

La Plaza estaba en realidad casi llena. Y, para lograrlo, el coordinador evitó los errores del Estadio Azul:
Gustavo Madero, dirigente nacional del PAN, estaba ahí, pero no tomó la palabra. (En el 2000 Bravo Mena habló antes de Fox en el Zócalo. Y en el 2006 Calderón permitió que Manuel Espino tomara el micrófono para decir aquello de "no se apejendejen").

La candidata Isabel Miranda de Wallace -que en términos formales debía ser la protagonista del cierre de campaña en el Distrito Federal-, fue instruida para hablar máximo tres minutos.

Wallace los usó para llamarle "Maquía" a Manuel Clouthier, y para decirle a los militantes panistas que hay que seguir luchando, "porque este pleito no se ha terminado".

Los autobuses llenos de gente proveniente del Estado de México, Hidalgo, Morelos y algunas delegaciones del Distrito Federal, comenzaron a llegar a las 9:00 horas.

La Sonora Dinamita entretuvo a los asistentes hasta las 11:30.

Vázquez Mota llegó desde las 11; se metió a una casa rodante que le sirvió de camerino, y ahí esperó a que la Plaza estuviera en su mejor momento.

Cuando estaba ahí, fue visitada por el médico de la Plaza de Toros, quien le advirtió que quienes salen a ese ruedo deben tener valor, audacia y corazón.

Vázquez Mota se animó. Saltó a las 12:20 al ruedo y anunció que cortaría orejas y rabo.

En la zona VIP, la canciller Patricia Espinosa se veía impresionada por la plaza "llena".

Era su primer mitin de campaña, la primera vez que aparece en un acto del Partido Acción Nacional en lo que va del sexenio.

A lado de ella, la secretaria de Turismo, Gloria Guevara, agitaba una bandera blanca con un logotipo del PAN.

Además de ellas había otros cinco secretarios de Estado: Jordy Herrera, de Energía; Rafael Elvira, de Medio Ambiente; Abelardo Escobar, de Reforma Agraria; José
Ángel Córdova, de Educación, y Heriberto Félix, de Desarrollo Social.

De los siete gobernadores panistas, llegaron cinco: Marcos Covarrubias, de Baja California Sur; Emilio González, de Jalisco; Guillermo Padrés, de Sonora; Héctor López, de Guanajuato, y Marco Adame, de Morelos.

La candidata habló sólo 23 minutos con 20 segundos y le quedó a deber al respetable las orejas y el rabo, un mensaje memorable, algo que no hubiera dicho en cualquiera de sus mítines.


Ernesto Núñez, Reforma, 24 de junio.

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