"En democracia, todos cabemos"


La tesis clásica establece que el electorado exige, en cualquier país, certezas sobre su futuro económico. Enrique Peña Nieto, el aspirante presidencial de la alianza PRI-PVEM, diseñó durante los meses de su campaña una gama amplia de compromisos de apoyos sociales, a lo que sumó un discurso que no era escuchado en su partido al menos en los últimos 30 años, entre Miguel de la Madrid y Ernesto Zedillo. El ciclo de los tecnócratas, le llamaron. El primero vivió la escisión de lo que ahora es el PRD. El último atestiguó la expulsión de Los Pinos por la fuerza del voto.
Es Peña Nieto el que habla: “Creo que lo que, lamentablemente, México ha visto en estos últimos años, es este modelo neoliberalista donde supuestamente las fuerzas del mercado habrían de poner a cada quien en su lugar. Esto de ninguna manera ha favorecido a que el Estado asuma su papel de mayor presencia para garantizar condiciones de igualdad entre los mexicanos… constituirse en un gran facilitador para el desarrollo de la riqueza, pero tener instrumentos de política social que aseguren que los de mayor rezago tengan el derecho de participar en igualdad de oportunidades. Porque somos un país injusto, con alta concentración de riqueza…”.
El candidato presidencial asegura que todas sus promesas de campaña en materia económica —que se nutrirían de subsidios públicos, esencialmente— están cuidadosamente calculadas en sus requerimientos de financiamiento, pero alerta que, de ganar este domingo la Presidencia de la República, “obligatoriamente necesitaremos una reforma hacendaria que permita el fortalecimiento de las finanzas públicas”. Y detalla que esto precisaría el que la autoridad federal y los gobiernos estatales rindan mayores cuentas —una condición democrática— y ofrezcan un sistema simplificado para pagar impuestos, “como lo hicimos en el Estado de México, donde duplicamos la recaudación sin incrementar impuestos”.
Recibe la pregunta sobre monopolios con el ánimo de quien espera una oportunidad valiosa y adelanta: “Hay prácticas monopólicas en distintas actividades económicas… el tema no se reduce a crear una legislación ni un decreto. Debe ser convicción del Estado, una política pública, alentar la competencia, inhibir estas prácticas y crear instancias fuertes que resuelvan conflictos, como tribunales especializados que solucionen en forma acelerada y con certidumbre”.
El candidato recibe a EL UNIVERSAL en su cuartel de campaña, una residencia en las Lomas de Chapultepec. En la planta baja sólo dos detalles alertan al visitante sobre lo que ese lugar alberga: en la sala, una fotografía de Enrique Peña Nieto con su familia. Y en el jardín, de frente al garaje, un pequeño busto de Luis Donaldo Colosio. En la cocina, distraídos pero sonrientes, un compacto grupo de colaboradores lo espera para iniciar su penúltimo día de campaña.
Luce agotado e inquieto pero, de alguna manera, eufórico. Al conversar mueve con frecuencia los brazos. Imposible no advertir las decenas de rasguños en el dorso de su mano derecha: el rastro de manos ansiosas que por meses lo han saludado, abrazado, cargado, jaloneado, acorralado… en medio de multitudes que si alguna vez lo tuvieron, parecen haber perdido el miedo de volver a votar por el PRI.
“Son los otros los queno han cambiado”
Peña Nieto asegura que cuando los otros partidos intentan despertar el sentimiento antipriísta “están viviendo en el pasado”; quieren, dice, invocar el discurso de los años 80 y 90, cuando se quería desparecer al PRI.
“Pero el PRI nunca se ha ido. Ha perdido y ha ganado, ha competido en democracia y entendió el cambio. Y yo veo a los otros partidos, con el ejemplo del Estado de México: mientras el PRI formó nuevos cuadros, jóvenes, modernos, en las pasadas elecciones, los otros partidos volvieron a postular a los mismos que 20 años antes habían competido en la elección ganada por Emilio Chuayffet”.
Se refiere a la propuesta presentada en campaña para una presidencia democrática. Y al pedirle una definición sobre la división de poderes como signo de una democracia madura, plantea:
“Creo que el proceso debe consolidarse, ser pleno, pero romper con la visión de que el contrapeso entre poderes debe ser confrontación, riña. Más que estar en disputa, debe haber colaboración. El debate es natural en una democracia, para también definir acuerdos y dar resultados. Enfrentar con resultados el desencanto de la sociedad con la democracia. Porque hay desencanto, ha sido medido y esto exige respuestas”.
El candidato de PRI-PVEM se dice satisfecho de la experiencia de las campañas, tras la reforma electoral de 2007; asume que puede haber ajustes a la misma, como abrir espacios para más debates entre candidatos, acortar más los tiempos de campaña o el periodo de espera entra la elección y la toma de posesión. Consultado directamente sobre la pertinencia de volver a permitir la compra de spots en medios electrónicos por parte de particulares, ataja: “Creo que eso volvería a romper la equidad”.
No deja lugar a dudas cuando se le pregunta sobre la eventual integración de su gabinete en caso de ganar la Presidencia. No se inclinaría por incluir a militantes de otros partidos —no quiero quedarme atado a eso, dice— ni considera procedente que el Congreso deba ratificar al conjunto de los colaboradores de un presidente.
Hay que ampliar el debate sobre seguridad
“La exigencia es sobre el titular del Ejecutivo, la evaluación es sobre la tarea de ese titular, y la Constitución le otorga la facultad de designar a su equipo directamente. Más vale que se le permita designar a quienes deberán cumplir con las expectativas”.
En materia de seguridad, dice Peña Nieto, no creo que la estrategia de un nuevo gobierno deba ser llegar y cancelar lo que ha habido. Creo que hay aciertos (en el programa del presidente Felipe Calderón Hinojosa), especialmente en el fortalecimiento institucional de la Policía Federal. El Estado mexicano cuenta con una policía de mayor tamaño, de mayor capacidad y de mayor equipamiento.
“Esto hay que continuarlo, crear una gendarmería nacional y aportar mayores recursos en todos los niveles de gobierno. Hay avances en la parte preventiva, pero en el ámbito de la procuración de justicia yo no advierto mayor fortalecimiento, más bien, creo que se debilitó a las procuradurías”.
Añade que por lo que toca a la corresponsabilidad de los gobiernos estatales en materia de seguridad, le corresponde al Ejecutivo asumir un liderazgo en el proceso de alienación de objetivos.
Sin embargo, subraya su convicción de que “debe haber un mayor debate sobre cómo enfrentar el problema del consumo de drogas. Refiere que durante 50 años ha existido el modelo del combate mediante la fuerza de los Estados, “pero el balance que hoy tenemos deja ver que este esquema no ha funcionado”.
Acota su planteamiento para aclarar que no está a favor de quienes reclaman la legalización de las drogas, pero que de toda suerte, ello no puede ser decidido por un país aisladamente. Muestra certeza de que estos reclamos son realmente producto de la desesperación por la falta de resultados en materia de seguridad
Confía que en caso de ganar las elecciones del próximo domingo, este tema sea un espacio de colaboración con Estados Unidos. Hay una gran oportunidad, indica, en el hecho de que empiecen casi simultáneamente nuevas administraciones en ambos países.
El #YoSoy132, con capacidad transformadora
No parecen un tema cómodo para Enrique Peña Nieto las movilizaciones estudiantiles que emergieron en el país a partir de su accidentada visita a la Universidad Iberoamericana y se constituyeron, al menos en algunos de sus segmentos más vistosos, en un cuestionamiento directo a su campaña y al PRI. Pero no elude el tema:
“Yo creo que era un movimiento latente, pero que irrumpió en este escenario de competencia democrática a partir de mi participación en la Ibero. Me parece que hay señalamientos excedidos, que se han sobredimensionado. Pero creo que en una gran parte se trata de una expresión genuina, demandando mayores oportunidades de empleo, de educación, de empleo digno, de educación de desarrollo para los jóvenes que están egresando de las universidades.
“Comparto el reclamo de muchos jóvenes para tener acceso a la universidad, contar con mayores espacios en las universidades. Creo que estos reclamos estaban en ebullición desde antes y que ahora tuvieron una salida. Hay testimonios de que parte de estos grupos han sido infiltrados por expresiones de la izquierda. Pero estoy convencido de que existe un genuino interés por encontrar mayor democratización en espacios dentro de la actividad pública, buscar mayores espacios de participación de la juventud.
“Tengo el mayor respeto a esta expresión, he de lamentar que hayan asumido una decisión, y yo la considero política, de haberse declarado ‘anti-Peña’, porque me parece que va justamente en contra de lo que es su bandera: la democracia. Porque yo reitero: en la democracia cabemos todos, caben todas las expresiones. No se puede censurar expresión política alguna. La ciudadanía elige libremente cuál le gusta y cuál no. En la democracia caben todas, hasta las que no nos gusten. Pero creo que en muchos de los postulados de los jóvenes hay la capacidad de fortalecer y enriquecer políticas y acciones que el gobierno debe asumir para lograr una mayor democratización de nuestro país”.
Roberto Rock, El Universal, 27 de junio.

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