Investigadores del IPN desarrollaron hardware y software para la generación de los códigos de seguridad para el envío de datos al PREP; descifrarlos llevaría de 700 a 7 mil años

Un grupo de investigadores de la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (ESIME), Unidad Culhuacán, del Instituto Politécnico Nacional (IPN), coordinados por Héctor Manuel Pérez Meana y Gabriel Sánchez Pérez, desarrollaron el hardware y software para la generación de las llaves criptográficas o códigos de seguridad que permitirán operar las Terminales de Captura Remota (TCR), del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), en las elecciones del próximo 1 de julio.

“Fue muy interesante participar en la generación de estas llaves criptográficas que nos van a dar la certeza de que los datos que se publiquen en el PREP sean los correctos, esto  debido a que el sistema tiene un alto grado de seguridad, y es que si fuera manipulado por alguien ajeno al sistema tardaría de 700 a 7 mil años en descifrarlo, esto sin tomar en cuenta que las llaves son un secreto compartido que involucra a tres llaves diferentes -coordinadores, supervisores y capturistas-”, sostuvo Pérez Meana.

Los códigos de seguridad emitidos en el Instituto Federal Electoral (IFE) habilitarán las 2 mil 273 Terminales de Captura Remota, con lo que se asegura que la única información que podrá capturarse, transmitirse y publicarse en el PREP será la que los funcionarios de casilla hayan anotado en las actas de escrutinio y cómputo.

“El sistema que desarrollamos utiliza la tecnología más reciente de hardware y es sumamente eficiente, toda vez que las secuencias generadas se realizaron en tan sólo 10 segundos”, detalló el investigador de la ESIME Culhuacán.

Sánchez Pérez explicó que se estableció un convenio de colaboración entre el IPN y la Coordinación General de la Unidad Técnica de Servicios de Informática del IFE, en donde se acordaron algunos de los requisitos técnicos del sistema, entre los que destacó mantener el esquema de transmisión que emplea el instituto.

A este destacado grupo de investigadores politécnicos les tomó tres meses el desarrollo del sistema, que consiste básicamente en la generación de un software que valida las llaves o códigos de seguridad creados por el dispositivo, y un hardware que verifica que estas llaves sean criptográficamente seguras.


La Crónica, 18 de junio.