El proceso, legal: Joaquín Coldwell


El Partido Revolucionario Institucional (PRI) señaló anoche que frente a la exigencia de invalidez de los comicios presidenciales por parte del candidato perdedor Andrés Manuel López Obrador, acudirá al tribunal electoralno sólo a defender la legalidad de este proceso electoral y nuestro triunfo legítimo, sino también el valor del voto de los más de 50 millones de mexicanos que ejercieron el sufragio y a quienes hoy él quiere anulárselos.
Para el PRI, el único problema de esta elección fue haber tenido a quien probada y reiteradamente ha sido un mal perdedor. Tan lo es, dice, que aun con su triunfo en la ciudad de México, medio millón de capitalinos optaron de manera diferenciada respecto de los votos que obtuvo el ganador de la jefatura de Gobierno, miembro de su propio partido.
Dos horas después de la conferencia de prensa del candidato de las izquierdas, el líder nacional del PRI, Pedro Joaquín Coldwell, puntualizó que las preferencias políticas de millones de votantes no pueden invalidarse por una actitud que se resiste a reconocer la verdad jurídica y la realidad política de México.
La presentación del dirigente partidista se limitó a exponer durante ocho minutos el documento en el cual acusan a López Obrador de desconocer el pacto signado por los aspirantes presidenciales tres días antes de los comicios.
No hay, en el planteamiento priísta, un solo párrafo en el cual no se acuse de algo al político tabasqueño quien, dicen, descalifica a las instituciones electorales y pasa por alto la reforma electoral de 2007-2008 impulsada por legisladores de su propio partido, así como el monitoreo de medios realizado “con la colaboración de la UNAM sobre la cobertura de campañas, la elección unánime de los consejeros del IFE, el sentido de equidad de esta elección, la vigilancia sobre el proceso, aunque él mismo se ufanó de haber logrado, como fue, que tenía representantes en la casi totalidad de las casillas.
El PRI también le señaló el recuento voto por voto de 54.7 por ciento de las casillas y el haber sido menos competitivo que hace seis años, pues mientras entonces ganó en 16 entidades, ahora sólo lo hizo en ocho, (en 2006) obtuvo el triunfo en tres circunscripciones y esta vez sólo en una, y además, en 2012 jamás consiguió ser puntero y terminó por debajo del ganador (Enrique Peña Nieto) por 3 millones 329 mil 758 votos.
Durante este proceso, añade, López Obrador tampoco pudo superar las percepciones negativas sobre su persona, que él mismo incubó desconociendo los resultados electorales en 2006, y ante lo cualmantuvo sitiado el Paseo de la Reforma durante varias semanas.
Enrique Méndez y Rosa Elvira Vargas, La Jornada, 13 de julio.

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