'Esas tarjetas son como las de Eruviel'

Son casi las siete de la noche y en la sucursal Zaragoza de Soriana, en Iztapalapa, no paran de llegar mujeres.

Algunas ya se han ido y regresado tres veces desde la mañana, cuando se toparon con las cortinas de acero abajo y los letreros rosados de la Delegación con la leyenda "suspensión de actividades" estampados en las puertas.

"¿No sabe cuándo van a abrir joven?", pregunta Guadalupe, vecina de la Colonia Benito Juárez, en Nezahualcóyotl, Estado de México, y quien el sábado en la tarde recibió una "Tarjeta delv Aprecio" de parte de una lideresa que sólo conoce como Martha, y ante quien se comprometió a votar por el candidato del PRI, Enrique Peña Nieto.

"Yo tengo a mi mamá enferma, así que la verdad donde nos dan nos vamos porque tenemos necesidad, para qué le voy a decir que no. Ahorita apenas me pude venir porque me la está cuidando una vecina, vine a ver qué alcanzaba a llevarle para que coma".

Esta mujer de 50 años y rostro cansado recibió el monedero electrónico en una "junta" organizada por la lideresa a la que acudieron todas las vecinas de su cuadra y otras 20 de calles aledañas.

"A varias de mis vecinas ya les había dado antes la misma señora, pero de parte de Eruviel, igualitas (las tarjetas), pero estas nos dijeron que son de parte de Peña Nieto", confiesa esta mujer.

"Yo alcance dos, la mía y la de mi mamá, a otras les dieron más, ni sé cuánto tienen, apenas iba a ver".

El que esta sucursal, ubicada al Oriente del Distrito Federal, se haya convertido en una especie de centro de canje de una gran cantidad de tarjetas otorgadas por el PRI a cambio de votos tiene una explicación.

Ubicada en los límites territoriales con el Estado de México, sobre la Calzada Zaragoza, es la tienda más cercana a un polígono de pobreza urbana integrado por colonias como Benito Juárez, Lago Azul y Metropolitana, en el Edomex, y otras del DF, como Ejército Constitucionalista y La Colmena.

Las familias de esos sectores llegan hasta aquí en pesero y se van cargadas con unas cuantas bolsas en los taxis piratas estacionados en hilera afuera de la tienda, y a los que las autoridades de la Delegación Iztapalapa parecen no haber visto durante la clausura.

La sucursal más cercana de Soriana, El Salado, ubicada a tres estaciones de Metro férreo y a donde los pocos que pueden pagar el taxi de regreso han ido buscando canjear sus monederos electrónicos, también fue clausurada esta tarde por la Delegación Iztapalapa.

"Ya no podemos ir a otra, ¿con qué nos regresamos?, si nada más de aquí a El Salado son 50 pesos de taxi, ahora hasta que abran", comenta Francisca Rojas, otra de las beneficiarias.

En todo el día también han llegado hasta la sucursal cerrada mujeres que pregonan frente a las cámaras el mismo discurso, que incluso parece estudiado.

"A mí me dieron mil 500 por votar por el PRD, me dijo la señora que me los dio: 'está segura que va a votar', pero mil 500 me dieron", dice una de ellas, pero ninguna da su nombre.

La tarde se pone fría y asoma la noche. Las mujeres emprenden la retirada, un empleado de los varios que se pasaron una parte del día sentados en la barda del estacionamiento de enfrente les ha dicho que la sucursal reabrirá el viernes.

"Nomás que no nos quiten el saldo", pide Francisca, "porque nosotras ya votamos".


Osvaldo Robles, Reforma, 5 de julio.

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