Frenan educación de los repatriados

Cuando Alejandra Pinzón terminó en 2010 la preparatoria en Kansas sabía que su meta de estudiar Relaciones Internacionales sólo podría alcanzarla en México. No tenía una estancia legal en Estados Unidos.

Con un español casi olvidado y el inglés como si fuera su lengua materna, decidió volver al Distrito Federal, en donde sólo había estado una vez desde que emigró a los 7 años.

Pero en lugar de ingresar a la universidad, la joven entró a contestar telefonos en un call center.

No pudo revalidar su diploma de preparatoria ante Dirección General de Bachillerato de la Secretaría de Educación Pública (SEP) porque, según relató, el documento no cuenta con sus dos nombres y sus dos apellidos.

"No se me hace justo porque fueron cuatro años que sí fui a la escuela. Me dolió porque ya tenía mi vida planeada y llego y me dicen que no se va a poder", lamentó.

A diferencia de Alejandra, Moisés Zarco volvió a México deportado, pero al igual que ella no ha podido entrar aún a la universidad.

Aunque el joven posee su tira de materias y su diploma de preparatoria éstos no están apostillados, por lo que su sueño de convertirse en dentista parece aún lejano.

"Me da mucho coraje con la gente que trabaja para el Gobierno, porque en lugar de que te echen la mano te lo hacen muy difícil", reprochó.

Marco Castillo, presidente de la Asamblea Popular de Migrantes, afirmó que en los últimos cinco años alrededor de 400 mil mexicanos entre 12 y 29 años han regresado al país deportados o por voluntad propia y se han encontrado con pocas posibilidades para reinsertarse en la sociedad mexicana.

Indicó que muchos de los que no cumplen los requisitos de revalidación de estudios de la SEP a nivel bachillerato terminan en centros de atención telefónica o incluso en la economía informal.

"Eso se ha convertido en la opción más inmediata. Muchos de ellos están trabajando de 10 horas a 11 horas diarias en esos call centers. Muchos de ellos no aguantan trabajar más de seis meses, pero después de trabajar en un call center no tienen más opción", alertó.

Para la revalidación de estudios a nivel media superior, la Dirección General de Bachillerato pide además de acta de nacimiento, la tira de materias y el diploma correspondiente legalizados o apostillados por el Gobierno del país dónde se cursaron los estudios, la traducción de éstos al español más un pago de derechos de 281 pesos.

Guillermo López, director general de Acreditación, Incorporación y Revalidación de la SEP, aseguró que si los jóvenes no cuentan con sus documentos legalizados tienen la opción del dictamen técnico, lo cual les permite comenzar a estudiar mientras reúnen la documentación que se requiere. Otra alternativa, dijo, es que los jóvenes se presenten en el Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior (Ceneval) para acreditar el bachillerato, pero hasta que cumplan los 21 años.

"Hemos tratado de buscar soluciones para ya no solicitarlo (la legalización o el apostillar de documentos), pero ha sido un tema muy complicado porque tanto el Código Federal de Procedimientos Civiles que aplica supletoriamente en materia administrativa como otra regulación administrativa que aplica a la revalidación exigen claramente que se deben presentar legalizados los documentos expedidos en el extranjero para que tengan valor oficial en México", explicó.

Otra de las razones por las que resulta difícil eliminar la legalización o la apostilla, comentó, es que aún es alto el número de documentaciones falsas que reciben. La dirección a su cargo, apuntó, recibió en los dos últimos años 103 papeles apócrifos y se estima que uno o más de éstos al día llegan a alguna autoridad educativa.

Alejandra, de 19 años, aseguró que el personal de la SEP sólo le dio dos opciones: estudiar la preparatoria abierta o recurrir al Ceneval. Escogió la segunda porque al trabajar 11 horas diarias en el call center no tiene tiempo de estudiar.

En tanto, Moisés, de 25 años, pudo conseguir sus documentos apostillados y que se los envíen a México.

"Les pediría (a las autoridades) que otros jóvenes que están siendo deportados no tengan que pasar por lo mismo. Que la ley cambie, que tenga que ser otro proceso en lugar de apostillar o que ir a traducir, además no todos tienen la capacidad para cubrir todos los gastos", indicó el joven.

 
 
Signo de dólares
 
Alejandra y Moisés se han organizado en "Los otros dreamers", un grupo de jóvenes que han regresado al país después de radicar en EU y que busca impulsar una agenda con demandas de este sector en materia educativa y de empleo. La mayoría ha trabajado en call centers.

María Eugenia Ponce, quien regresó en 2006 después de 10 años de vivir como indocumentada en Nueva York, consideró que son indiferentes para las autoridades y que éstas preferirían que siguieran en EU.

"Yo siento que al regresar perdemos el signo de dólares. Siento que perdemos el valor porque ya no estamos enviando remesas y representamos como una carga para el país", señaló.

"Parece que no saben de la existencia de la cantidad de personas que están regresando en estas condiciones y el gran potencial que tienen".

 
 
 
De vuelta
 
Migrantes mexicanos de retorno en 2011 por grupos de edad:
 


0-17 años6.2
18-34 años56.5
35-49 años22.3
50-64 años11.3
65 años o más3.7

 
 
Proporción de migrantes de retorno con bachillerato o estudios superiores
 
(porcentaje del total)

 

0618.4
0723
0822.2
0923.5
1027.6
1129.2

 
 
Fuente: Fundación BBVA Bancomer


Verónica Sánchez, Reforma, 22 de julio.

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