Mismo resultado; varias tazas de café

El Servicio Meteorológico Nacional pronosticó una fuerte tormenta sobre el Valle de México. Quizá por eso ayer, desde las primeras horas del alba, el viento frío sopla amenazador y son pocos los peatones en torno a la sede del Instituto Federal Electoral, una de las instituciones más vigiladas en el País.
Adentro, los primeros reporteros que llegan a la jornada en la que se dará a conocer de manera oficial el nombre del ganador de la contienda presidencial llegan arrastrando pies a la inmensa sala de prensa montada al lado de las oficinas centrales del IFE y en la que hay pantallas inmensas con la nueva geografía del poder en México. Más de lo mismo, diría alguno.

Alguien pone en el sonido ambiente "You shook me all night long", de AC/DC, y algunos lo toman a broma y hasta profético. Todavía un día antes, en 28 ciudades, hubo protestas simultáneas en torno al hombre que será declarado el candidato con más votos, Enrique Peña Nieto, pero que de acuerdo a sus opositores no ganó de manera limpia: la presunta compra de la Presidencia ha sido la nota y seguramente será el estigma en los próximos seis años.

Poco antes de las ocho, Leonardo Valdés arriba a la sala de sesiones del organismo. Sonrisas. Al consejero presidente se le hace cada vez más un copete a lo Peña y nadie le dice nada. Está contento: ha cumplido, pero el cansancio es visible y murmura más de lo acostumbrado. Tras 96 horas de recuento, que terminaron a las 4:30 horas, él y su gente lo que han de querer es irse a dormir.

"El siguiente punto del orden del día es el relativo al informe que presenta el Secretario Ejecutivo sobre el resultado de la sumatoria de los resultados consignados en las actas de escrutinio y cómputo para la elección de Presidente de los Estados Unidos Mexicanos por partido político y candidato", comienza a leer el secretario Edmundo Jacobo Molina y Valdés da la anuencia. Aquello es un protocolo casi de La Tremenda Corte, pero sin chiste.

LAS CIFRAS OFICIALES
Hay quórum. Veintitrés consejeros y representantes, acomodados a lo largo de la mesa de herradura, con macetas y plantas sin chiste al centro, y en torno a los cuales está sentado el mundo de asesores. Uno de ellos, al entrar a la sala, suelta entre risas la única verdad contundente de la mañana: "Anunciar ganador de una elección presidencial a las ocho de la mañana es hasta antidemocrático". Casi.

Los consejeros y representantes, a los que pareciera fascinarles posar para las cámaras de los reporteros, tienen frente a ellos ejemplares nuevos del COFIPE y la Constitución que dan la impresión de no haber sido abiertos nunca. Ahí están Sebastián Lerdo de Tejada y Fernando Castro Trenti, sonrientes, el primero, priista de retórica abrumadoramente aburrida al que le gana la adicción por el cigarro, por lo que constantemente sale a fumar, y, el segundo, senador que chapulineará a diputado. No cambian.

Del otro lado, los fieles de la balanza en la aplanadora: Jorge Herrera y Sara Castellanos, del Verde, y Luis Antonio González y Roberto Pérez, del Panal, ente que permitirá la mayoría legislativa. A los demás, del PT, PRD, PAN y Movimiento Progresista, ni quién les quite las caras de derrota.

A las 8:32 se dan las cifras oficiales: Peña es el ganador con el 38.21 por ciento de votos (19 millones 226 mil 784 sufragios); AMLO, con el 31.59 por ciento (15 millones 896 mil sufragios); Josefina, con 25.41 12 millones 786 mil 647 votos) y a Quadri ni quién lo pele: obtuvo casi 100 mil votos menos que los anulados.

En cinco minutos, el IFE da el resultado de la que califica como la jornada electoral más grande en la historia de México. Los consejeros advierten, sin embargo, que la elección aún no concluye y que se abre el periodo de impugnaciones.

Empieza así el intercambio entre consejeros. Si con los del IFE las participaciones en las que resaltan el esfuerzo del proceso culminan con el viejo "Es cuanto", término para dar a entender que finalizan su mensaje, los de los partidos inconformes con la postura del Instituto hacen de la fresca mañana una jornada de más de cuatro horas en la que no salen del mismo punto: hubo inequidad. Uno de los primeros en lanzar puyas contra el Instituto es Herón Escobar, del PT, quien dice que hoy el IFE está en proceso de nombrarse "Instituto del Fraude Electoral".

La presunta compra de votos por parte del tricolor y la inacción del IFE predominan en la discusión. Pablo Gómez, del PRD, de plano no aguanta y se sale. Lerdo, del PRI, bebe compulsivamente café (se aventaría seis tazas) sin dejar de alzar cejas, acariciarse el bigote y sonreír con cinismo ante los argumentos de la oposición. Los del Verde muestran servilismo al triunfo de Peña. De hecho, el obeso consejero Herrera camina presuntuoso en la sala con celulares en mano. Demuestra fastidio y, como la mayoría, no deja de bostezar y pitorrearse de las participaciones de los inconformes.

Ricardo Mejía, de Movimiento Ciudadano, pide sancionar los supuestos convenios millonarios de gobernadores priistas con Soriana para repartir tarjetas en pleno proceso electoral, además del escándalo Monex.

"Sólo en el Estado de México se distribuyeron un millón 800 mil tarjetas, que representan mil 500 millones de pesos en tarjetas que van de 100 a mil 750 pesos.

"Sería el colmo, para nuestra erosionada democracia, que ahora haya quien pretenda comprar el Ejecutivo Federal mediante prepago; tarjetas prepago para comprar la Presidencia de México. No se puede permitir esta vergüenza nacional".

Los del PRI y el Verde sonríen tras voltear la discusión y decir que no es justo que la oposición quiera modificar "el mandato ciudadano" ("menos adjetivos y más pruebas", piden). En tanto, el consejero del IFE Marco Antonio Baños, acusado de reunirse con priistas previo a la elección, también sonríe y no deja de pasear y sentarse con quien se deje para conversar. Los únicos que no se mueven, ni para ir al baño, son el consejero presidente Leonardo y su secretario Edmundo, a quienes ni se les ve comiendo de las rodajas de manzana, pasas con chocolate y nueces de la India con los que el pleno entretiene el hambre.

 
RESULTADO PREDECIBLE
 
De hecho, el highlight de la tediosa sesión es cuando el representante del PRD Camerino Márquez le dice a Baños que el proceso quedará sujeto a la valoración histórica y al comportamiento público de cada uno de los que están ahí presentes, como aquellos que ensuciaron el proceso asistiendo a cenas privadas para cabildear y tener actitudes a favor de candidatos y precandidatos. Dolió.

"Sí, a esa valoración de la historia me atengo, como usted también se va tener que atener a lo que ha dicho aquí, porque usted viene y descalifica una elección y no demuestra absolutamente nada", responde Baños, bravío, y sigue comiendo rodajas de manzana con la boca abierta.

Tras más de cuatro horas, decenas de tazas de café y 150 mil caracteres de versión estenográfica, los consejeros y representantes concluyen la sesión del resultado predecible.

Herón, del PT, no quiere partir sin hacer numerito y muestra la portada de una revista de circulación nacional donde se ve a un Peña jubiloso sobre un enfático encabezado: "Elección Comprada".

Los del PRI y Verde entrecierran ojos con suspicacia y se burlan frente a él. Al salir del edificio, los primeros bromean con el chispeante petista.

"Es que ya ni la chingan, cabrones", vacila el legislador.

"Te vamos a enviar Vértigo y Playboy", le dice un priista, socarrón.

"¿Y ahí sale Elba?", contesta el del PT, lo que provoca risotadas en la bola.

Si como vacilan, sesionaran, quizá otra democracia tendría México. Ahora, a vivir el circo de las impugnaciones, la simulación y el doble discurso. Será el 6 de septiembre cuando México tendrá Presidente electo. "Es cuanto", pues.

Hasta entonces, el País contemplará un show que, se espera, sea acaso el tibio anticipo de lo que será el siguiente sexenio.

Y no, no hubo tormenta. Quién sabe en otros lados.


Daniel de la Fuente, Reforma, 9 de julio.

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