Reciben con ovación féretro de disidente

LA HABANA.- "Aún no lo podemos creer". Ésa era la frase más repetida entre las más de 400 personas que aplaudieron durante 15 minutos la entrada del féretro de Oswaldo Payá en una iglesia de la capital cubana, donde ayer tuvo lugar un primer rezo por el opositor democristiano, antes del funeral de cuerpo presente anunciado para hoy.

La misa será celebrada por el Cardenal Jaime Ortega, Arzobispo de La Habana, según dijo a REFORMA el padre Alfonso Álvarez, y a continuación será sepultado en el cementerio de Colón.

Payá perdió la vida el domingo, a los 60 años, en un accidente de tránsito a 750 kilómetros al oeste de La Habana, junto a su compañero de militancia Harold Cepero, de 31 años.

Con lágrimas y cánticos religiosos, disidentes, familiares, amigos, diplomáticos y prensa internacional esperaron horas la llegada de los restos mortales del Premio Sajarov 2002, que fueron recibidos con vivas a su persona.

Al finalizar las oraciones, muchos de los asistentes entonaron el himno nacional cubano y exigieron a gritos libertad, elevando las manos con los dedos colocados en forma de L.

Ofelia Acevedo, viuda de Payá, agradeció la comparecencia masiva, pero pidió rezar en silencio por el alma de su esposo muerto.

Según fuentes religiosas, es la primera vez en más de medio siglo que se vela a un difunto en una iglesia católica y no en casas o funerarias.

Entre los asistentes estaban ex presos políticos y disidentes como la bloguera Yoani Sánchez; la vocera de las Damas de Blanco, Berta Soler, y el activista de derechos humanos Elizardo Sánchez.

Este último descartó cualquier teoría de la conspiración en la muerte de Payá y aceptó, "a la espera de que se precisen detalles", la versión oficial del accidente, según la cual el vehículo en el que viajaba perdió el control y se estrelló contra un árbol, lo que causó la muerte de los dos activistas y provocó lesiones leves a dos jóvenes extranjeros que iban con ellos.

Sin embargo, los hijos del difunto, Oswaldo, Reinaldo y Rosa María Payá, así como algunos opositores, externaron la posibilidad de que el siniestro hubiera sido "inducido".

"Para mí, la muerte de Payá es un asesinato", declaró Soler a REFORMA.

"Oswaldo Payá había repetido que estaba amenazado de muerte y de hecho éste es el cuarto accidente que ha sufrido en lo que va del año", añadió.


Yolanda Martínez corresponsal, Reforma, 24 de julio.

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