Detuvimos la derechización del PRD, asegura el senador Carlos Sotelo


La mayor parte de la vida partidista de Carlos Sotelo ha transcurrido en las filas de la corriente mayoritaria del PRD, Nueva Izquierda (NI), mejor conocida entre los perredistas y en la prensa como los chuchos.
Hace un par de años, sin embargo, rompió con NI para fundar un agrupamiento propio. Unos dicen que el hecho se debió a la postura que Sotelo, presidente de la Comisión de Radio y Televisión del Senado, mantuvo respecto de la llamada ley Televisa; él asegura que se debió a laderechización de NI y a su rechazo a la alianza electoral con el PAN.
Con Felipe Calderón, afirma Sotelo, el PAN siguió dilapidando el bonoque obtuvo en 2000, y en su peor momento llegó el PRD a meterle el hombro, con el resultado de que dejamos de aparecer como propuesta diferente al calderonismo, al panismo, y se permitió que el PRI surgiera como la alternativa, como la oposición.
Conocedor de las tripas de los chuchos, Sotelo ejemplifica la actuación a la sombra del poder de esa corriente, con el caso del coordinador de su bancada: En el Senado fue más opositor Manlio Fabio Beltrones que Carlos Navarrete. Tuvimos un año una presidencia del Senado gris, opaca, complaciente, halagadora del presidencialismo, que no molestaba ni con el roce de una pluma al Ejecutivo.
Tras su ruptura con NI, Sotelo fundó su propia minicorriente, que sumó a otras seis en condiciones parecidas, para formar el Frente Nacional Patria para Todos y Todas que, según sus cuentas, agrupa 12 por ciento de los consejeros nacionales del PRD.
Aquí se presentan extractos de la entrevista de Sotelo con este diario:
–¿El camino de la izquierda pasa por la creación de un nuevo partido?
–No se visualiza en el horizonte cercano. Para muchos sería deseable, pero el PRD sigue siendo una opción válida; hay elementos que pueden permitir una reconfiguración del partido, para darle nueva viabilidad. En fechas recientes fue derrotado un intento de querer liquidar históricamente al PRD, con un viraje a la derecha y la subordinación al poder, que finalmente no prosperó. No lo lograron. Andrés Manuel fue candidato y el PRD recibió en la elección un buen nivel de confianza de un sector de la sociedad.
A contrapelo de lo que sostienen los principales dirigentes de otras corrientes, Sotelo afirma que el balance electoral para el partido del sol azteca no es bueno. Andrés Manuel logró formalmente casi 32 por ciento de la votación nacional, y el PRD el 18 por ciento. Como partido no estamos ni cerca.
–Pese a ello, hay quienes incluso dentro del PRD ven a López Obrador como lastre.
–No fue así. Varios de los voceros de Nueva Izquierda han reconocido que se equivocaron en esa apreciación, y que al final el hecho de que tengamos 18 por ciento fue en gran medida por López Obrador.
Una parte del PRD –continúa el legislador colimense– entró al proceso electoral convencido de que no íbamos a poder ganar y que Andrés Manuel era un candidato derrotado, un lastre.
Por esa razón, los grupos mayores del partido concentraron sus esfuerzos en la disputa de las candidaturas plurinominales. Muchas candidaturas fueron de relleno, los amigos de los amigos, o los incondicionales. Apostaron a las ganancias marginales, y se equivocaron.
–¿Qué tipo de reforma necesita el PRD?
–Tenemos los dos pies dentro del PRD, en nuestro partido, nuestra casa, y la vamos a defender. No admito la palabra refundación porque me parece un concepto equivocado, conservador. Para quienes impulsan esa idea significa poner al PRD a la sombra del poder. Refundar es apartarse de sus conceptos originarios, fundacionales: ser un partido de masas, nacional, de izquierda, programático y no ideológico, para disputar y ganar el poder. Y para colocar ese poder al servicio de la reforma democrática del Estado nacional. Requerimos actualizar el pacto fundacional para conseguir ese objetivo.
–¿Y cómo?
–Primero, debe haber una reforma de nuestra forma de organizarnos. Hay condiciones de avanzar hacia un partido-frente. Hay que profundizar esta idea.
–¿Cuál sería la diferencia con la forma como funciona actualmente? –se le inquiere.
–Hay dos concepciones. Una que sostiene plantear al Partido del Trabajo y al Movimiento Ciudadano hacer ese partido-frente. No le veo posibilidades.
La otra, afirma, es un rediseño que permita generar nuevos equilibrios y que incluiría una suerte de órgano administrativo que quedaría en manos de la tercera fuerza (la primera tendría la presidencia y la segunda la secretaría general). La finalidad sería recuperar valores de honestidad y transparencia que ya no existen en el PRD, porque ahora es un partido opaco y nadie sabe cómo se manejan los recursos.
Las baterías mayores de Sotelo se dirigen contra las corrientes mayoritarias, que en realidad han suplantado al partido, pues en los hechos cada una es un partido dentro del partido: tienen su dirección política, sus asambleas nacionales, sus encuentros regionales.
A pesar de la rudeza de la crítica, no propone su abolición: Formalicemos eso (la existencia de las corrientes), pero en la práctica hay un conjunto de normas que nadie respeta.
La aristocracia del PRD y AMLO
Para Sotelo, la derecha del PRD “tiene el interés de apropiarse del partido, de volverlo un instrumento de su interés particular. Ahí están esencialmente NI, personas como Graco Ramírez y Jesús Ortega. Marcelo Ebrard está en esa tendencia. Han venido formando un órgano donde están Marcelo, Manuel Camacho, Jesús Ortega, Carlos Navarrete, Graco Ramírez. Ahí invitan a Gabino y a Ángel Aguirre. Son un grupo de aristócratas que pretenden constituirse en el órgano decisivo del partido.
Pese a su diagnóstico, Sotelo sostiene que López Obrador no debería ser parte de una nueva organización, sino que volviera a las filas amarillas para empujar la reconstitución que haga del PRD el instrumento que se pensó podría ser allá, por 1989.
Con López Obrador, dice, sería posible volver a colocar al PRD en el cauce de las izquierdas, pues de lo contrario podría caerse en laderechización.
“NI se está preparando para una especie de asalto final al PRD, para que deje de ser el partido de las izquierdas y sea el de los chuchos. Se ha venido apoyando en distintos grupos en distintos momentos. Con ADN en un tiempo cuando dejó de serle útil rompió y la alianza en los meses recientes ha sido con IDN, y en los últimos días ha ido dando señales de abandonar esa alianza y ahora es con Marcelo”.
La alianza que NI tejió con Calderón fue sólo un asunto coyuntural, porque los chuchos sonpromotores de la alianza con el poder, esté quien esté. En este punto, Sotelo agrega que esa alianza es motivo de debate dentro de la corriente mayoritaria del PRD: “A Naranjo (Guadalupe Acosta) ni lo cuento, pero ahí hay dos tendencias: una de los chuchos (Ortega y Zambrano) y otra de Graco”.
Pese a sus críticas a las corrientes mayoritarias, Sotelo sostiene que la reforma del PRD debe incluir a todas las expresiones, siempre y cuando se busque recuperar sus valores éticos, su honestidad en el manejo administrativo de los recursos y en los procesos internos. Eso, y aceptar que López Obrador se va a mantener como el líder social de izquierda más importante de nuestro país.
Arturo Cano y Alma Muñoz, La Jornada, 12 de agosto.

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