Chávez, por seis años más


CARACAS.— Pudo haber sido un gran presentador de televisión, un discreto beisbolista, un esforzado dibujante y hasta un gran cómico. Pero Hugo Chávez Frías eligió el mayor desafío por el camino más corto: ser presidente de Venezuela.
Los 14 sinuosos años que lleva en el poder dejan un Chávez para todos los gustos: el líder popular que encabeza una revolución, el presidente confuso que todo lo expropia o el autoritario que dilapida los recursos petroleros.
Siempre ha sido fiel a su estilo. Ese que trae desde su adolescencia en el colegio militar y en los cuarteles, y desde la infancia de su Sabaneta natal, donde llegó al mundo en un hogar de clase media, en 1954.
Llegó al poder en 1999, a los 44 años, tras alcanzar el grado de coronel paracaidista y encabezar un intento de golpe de Estado, en 1992, contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez, por el que fue encarcelado junto a otros miembros del Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR-200) y liberado dos años después.
Padre de cuatro hijos de dos matrimonios distintos, amante del beisbol, como de la lectura y el arte plástico, Chávez había abrazado algunas ideas del marxismo en su juventud. A los 18 años decidió ingresar a la Academia Militar porque, según su testimonio, quería jugar al beisbol en las grandes ligas y no encontraba otro camino. El destino le tenía reservadas las grandes ligas, pero de la política.
Apasionado de la política, Chávez se transformó ya como un joven oficial en lo que en los cuarteles conocen como “un conspirador”. Era integrante de un grupo de discusión política, junto a Raúl Baduel, Francisco Arias Cárdenas y otros oficiales. El “caracazo” aceleró los planes del MBR-200, una suerte de logia que tenía a Simón Bolívar como máxima bandera. Aprovechando la debilidad en la que había quedado el gobierno de Pérez, el 4 de febrero encabezaron una asonada militar que terminó en fracaso y fue Chávez el que dio la cara ante el país en aquel recordado “Por ahora, no hemos podido”.
En 1998, llegó a la presidencia después de vencer a Enrique Salas y tras asumir el cargo, en enero del 99, impulsó dos referéndums, uno para instaurar la Asamblea Constituyente y otro, en noviembre, para refrendarla. De inmediato convocó a otra elección presidencial para refrendar su mandato. Pero la popularidad absoluta le duró poco. Dos años después se desató la crisis con el resto de los partidos políticos, viejos aliados y la clase media en su conjunto que redundó en una serie de planteos militares a partir de noviembre de 2001 y en el intento de golpe del 11 de abril de 2002 que dejó a Chávez lejos del poder dos días.
Repuesto en el cargo, se hizo presente la nueva cara del chavismo: un presidente escudado en el autoritarismo y la arbitrariedad de sus decisiones, amante de los controles institucionales y de la intervención del Estado en la economía, dispuesto a todo para exportar su revolución a otros países de la región y en guerra con el “imperialismo”.
En 2006 fue reelecto y de inmediato comenzó a forzar la reforma de la Constitución para asegurarse otra reelección. Un primer intento fue derrotado en 2007, pero consiguió su objetivo en 2009.
A finales de junio de 2011 anunció que tenía cáncer; se desataron los rumores de que le quedaban pocos meses de vida. Pero hoy, un Chávez que dice estar curado está de nuevo en pie, esperando la que ya se conoce como la “madre de todas las batallas”.
José Vales enviado, El Universal, 7 de octubre.

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