Chávez y Capriles, dos caminos opuestos


CARACAS.— Las propuestas del presidente Hugo Chávez y del candidato opositor Henrique Capriles, que revelan dos visiones de Venezuela, por momentos irreconciliables, se medirán este domingo en las urnas, en una jornada crucial para el futuro de los venezolanos.
Desde 1998, cuando obtuvo el derecho a la presidencia, Chávez no había tenido un rival con posibilidades reales de pelearle, como ahora con Capriles. Con un discurso progresista, y por momentos tirado a la izquierda, el candidato opositor ha planteado la solución a la deuda social que heredaría del chavismo.
Propuso un programa de transferencia de fondos a los sectores más necesitados, ideado en el Bolsa Familia de Brasil, y anunció que lo primero que hará de llegar al gobierno será destinar 100 millones de dólares a obras de infraestructura básica, al tiempo que prometió indexar el salario mínimo al compás de la inflación, una de las más altas de la región.
Chávez, por su parte, defiende las políticas de las misiones y los bonos para ayuda social. El creciente gasto público, y el anuncio de nuevos planes de vivienda y pensiones, “obligará a buscar recursos mediante una mayor carga fiscal o endeudamiento externo”, explica el economista Asdrúbal Ontiveros, para quien en 2013 “deberá experimentarse una nueva devaluación para financiar el gasto”.
Es lo que el analista Simón Consalvi denomina “el año de la penitencia, porque habrá que empezar a pagar el descalabro de los últimos años”.
La propuesta del oficialismo está la vista: más expropiaciones de empresas y más intervención del Estado en la economía, a través de férreos controles al sector privado.
Dada la actual situación venezolana, si Capriles se impone deberá aplicar una política de ajuste y de reestructuración institucional.
En este sentido, el candidato opositor advirtió que eliminará las milicias bolivarianas y que designará como ministro de Defensa a un militar en activo, algo que el general Henry Rangel Silva, comandante de las Fuerzas Armadas, denunció como un intento de “desestabilizar a las Fuerzas Armadas”.
En materia de seguridad, uno de los temas que más preocupan a los venezolanos, el gobierno nunca ha sido claro con respecto a cómo combatirá la delincuencia, que no para de crecer desde hace por lo menos un lustro, aunque ahora habla de reprimir con más eficiencia al delito.
La oposición plantea un programa de prevención del delito y de impulso al desarme para reducir las cifras de más de 12 mil muertos que la delincuencia dejó sólo en el último año.
En cuanto a la política petrolera, el gobierno se comprometió a elevar por lo menos un tercio la producción de crudo hasta el 2014, un elemento clave para captar divisas.
A lo largo de la campaña, Capriles ha cuestionado la política seguida en Petróleos de Venezuela (PDVSA) y ahora promete profesionalizarla al máximo, refinanciar su deuda y volverla a dotar de la tecnología necesaria para mejorar la explotación y que vuelva a se lo que fue hasta el 2002, una petrolera modelo, justo en el país con mayor cantidad de reservas de crudo en el mundo.
En cuanto a la política exterior, Chávez se mantendrá dentro del eje de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) y ampliará su marco de relaciones con China y los países de Medio Oriente, en especial Irán. Capriles, en cambio, prometió relaciones abiertas con todo el mundo y una reestructuración de las relaciones con Washington. El domingo primará sólo uno de los dos proyectos.
José Vales reportero, La Jornada, 4 de octubre.

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