Disputan voto indeciso


CARACAS.— No se dieron tregua ni ventaja alguna. El presidente, Hugo Chávez, candidato a la reelección y su oponente, Henrique Capriles, volvieron a convocar a verdaderas multitudes en el cierre de sus campañas, para tratar de captar el voto de aquellos que no manifiestan su preferencia para las elecciones presidenciales del domingo.
Bajo una lluvia intensa, Chávez cerró en la Avenida Bolívar, en pleno centro caraqueño, con “la marea Roja” colmando las cuatro calles principales del corazón de la capital venezolana, en el que recordó que “nos estamos jugando la vida este domingo”, mientras reconoció algunos “errores” en estos 14 años de su gobierno. “Hemos sido bañados por el agua bendita del cordonazo de San Francisco. Con esta lluvia nos consideramos bendecidos por la mano de Dios. Es un preludio de lo que va a ocurrir el domingo. Gana Chávez el 7 de octubre”, en un discurso que duró 32 minutos, porque “las circunstancias me obligan a ser breve”.
Mientras Chávez cerraba en Caracas, donde la oposición aparece mejor parapetada, a 372 kilómetros de aquí, más precisamente en Barquisimeto (estado Lara), Capriles buscó el apoyo de los electores en un territorio que hasta hace unos meses fue fervientemente chavista y de los indecisos, a quienes les pido “que revisen la lista de problemas que en estos años no fueron solucionados”.
Por primera vez en la campaña Capriles se dirigió personalmente a Chávez. “Presidente Chávez muchas gracias por todo lo que pudo haber hecho, pero llegó la hora del cambio”. Luego de recordar la lista de promesas “del candidato del gobierno” que no fueron cumplidas. Todo ante una verdadera multitud que lo recibió en Barquisimeto, como en otras tantas de las 300 ciudades en donde se presentó a lo largo de la etapa proselitista.
Desde temprano Caracas se había vestido de rojo y colapsado el tránsito en las arterias principales, fruto de los miles de buses que llegaban des distintas partes del país trayendo militantes chavistas para el cierre de campaña. La marea roja se tomó literalmente la ciudad, mientras la oposición protagonizó actos que no se veían desde aquellos días previos al frustrado golpe de abril de 2002.
“Nosotros estamos con Chávez, porque es pueblo, porque trabaja por los pobres y porque somos la revolución”, dijo Octavio Medina en la puerta del Instituto de Aviación Civil, en Chacao, donde cientos de trabajadores ataviados con su playera roja con el rostro de Chávez eran trasladados a la movilización.
En el acto Chávez lanzó una serie de preguntas “¿Quién es el candidato adeco? ¿Quién es el candidato copeyano? (por los viejos partidos) ¿Quién es el candidato neoliberal? ¿Quién es el candidato del paquetazo? ¿Quién es el candidato de los grandes ricachones? ¿Quién es el candidato de los corruptos? ¿Quién es el candidato de los grandes negocios?” En todos los casos la respuesta era “el majunche” (como el jefe de Estado denomina a Capriles)
Con algunas encuestas demostrando que existe una paridad y que podría ser una elección por demás cerrada, en donde por el 13% no manifiestó a quién pensaba votar, los dos candidatos fueron en busca de los indecisos.
Chávez apareció bajo la lluvia, a la que resistió estoico, a sabiendas que la del domingo es la elección más difícil de la que le tocó protagonizar. “Nos jugamos el futuro de los próximos 100 años” había dicho en la noche anterior a su paso por el Estado de Zulia. “Esta avalancha bolivariana tenemos que convertirla es una avalancha de votos el domingo, que nos se nos quede un solo voto por fuera, todo el mundo a votar por Chávez el 7 de octubre. Todos a votar muy temprano. Ya la victoria es incuestionable. Le vamos a dar una paliza”, sintetizó Chávez.
Capriles por su parte llegó al estrado a bordo de un auto descapotable, al que subió se presentó y corrió por el mismo como si se tratara de un “Mike Jaegger” venezolano”. “Flaco (tal el apodo que carga desde hace años) bienvenido a Bariquisimeto” o “flaquito, un beso por mi voto”, lo saludaban desde algunos carteles, entre decenas de miles de banderas venezolanas.“El domingo se entierra el odio para siempre en Venezuela”, repitió Capriles.
José Vales enviado, El Universal, 5 de octubre.

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