“El país está enfermo y entre todos tenemos que curarlo”


CARACAS.— Ella está tan enferma como el país. Padece una insuficiencia renal que la obliga a ser sometida a diálisis, tiene problemas de presión arterial y una oclusión intestinal que la llevó al quirófano el pasado viernes. Pero nada impidió que Rosa Costa de Balabanoff, fuera en ambulancia a emitir su voto “para ayudar a Venezuela”.
Rosa, tiene 63 años y su estado es grave, dicen su marido Stefan y su hija Erika, mientras la mujer —estrujándose de dolor cuando la cargaban en la silla de ruedas—, era ovacionada por todos los presentes, chavistas y antichavistas, que esperaban para emitir su voto en la escuela Promesas Patrióticas en el barrio de Bello Monte.
“Cumplí con mi obligación y mi derecho. Puse mi voto por el cambio y ahora me vuelvo a la terapia intensiva” del Instituto del Diagnóstico en San Bernardino, donde está hospitalizada, dijo Rosa con un hilo de voz.
Como Rosa, millones de venezolanos acudieron ayer a votar. No había amanecido aún cuando ya se veían largas colas frente a los centros electorales que aún no abrían sus puertas. Ese fue el caso de la Escuela Experimental Venezuela, en el centro de la ciudad. “Llegué a las seis y ya había mucha gente. Ahora son las 11 y todavía tengo para una hora más. Pero aquí me quedo hasta que vote”, dijo Saúl Arboleda.
“A mí me regaló una computadora”
Dentro de la escuela la fila se extendía y nadie delataba sus preferencias. Sara Arcadi, acudió a votar acompañada de su hijo Jonhattan, de 11 años. Él no votaba y tampoco lo afectaba la ley electoral. “Mi mamá es chavista”, cuenta entre aburrido y confidente. Después de eso mamá Sara no tuvo más remedio que ratiricar. “Sí, voto a Chávez porque desde que tuvimos el problema de las inundaciones no nos abandonó. Somos refugiados en el Hotel Ávila y estamos esperando la casa”, confesó, mientras Jonhattan acotaba. “A mí me gusta Chávez porque me regaló una computadora…”.
Se refería a las “canaima”, como el gobierno bautizó la entrega de las laptops para los alumnos de primer y segundo nivel.
En la experimental como en la mayoría de las escuelas de Caracas y del resto del país, las filas se extendía por varias cuadras. “Todos quieren votar. Y hasta aquí todo está en orden”, explicaba José Martínez, uno de los consejeros del Consejo Nacional Electoral en la escuela de los Héroes, en el populoso barrio del Petare, donde los 92 años de Sofía Barbano, no fueron un impedimento para que acudiera a votar.
“Este país necesita... lo tenemos que cambiar de una vez. Yo no puedo hacer mucho por ello salvo votar y aquí estoy pues”. Y allí estaba Sofía, en la Escuela Fermín Toro, donde suelen votar muchos miembros de las Fuerzas Armadas y del gobierno. Por sus pasillos se paseaban el actor estadounidense Dany Glover, junto a la premio Nóbel de la Paz Rigoberta Menchú y la ex senadora colombiana Piedad Córdoba, en su carácter de “acompañantes electorales internacionales”. No observadores, acompañantes; los observadores observan, los acompañantes acompañan. “Estoy sorprendido del nivel de participación que es superior al de mi país, Esto es muy importante”, dijo el actor de la saga de Arma Mortal.
“Aquí, si no gana Chávez mañana se arma la Sanpaolera (el escándalo)”, asegura José Rojas, de 65 años.
A pocos metros de la arenga de Rojas se encontraba el ex canciller y ex embajador en México Roy Chaderton, quien no tuvo inconvenientes en dialogar brevemente con EL UNIVERSAL. “Más allá del resultado hoy será una fiesta para todos”; adelantó el embajador ante la Organización de Estados Americanos (OEA).
En la puerta, Gloria Suárez aguardaba su turno para emitir su voto analizando que este país “está enfermo y entre todos tenemos que curarlo”.
Por eso Rosa Costa de Balabanoff, fue ayer la síntesis de toda Venezuela. Está gravemente enferma como el país. Acudió a votar como todo el país y regresó, como el país, a terapia intensiva.
José Vales enviado, EL Universal, 8 de octubre.

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