Fidel Castro desdeña las especulaciones sobre su salud: son "insólitas estupideces"


La Habana, 22 de octubre. En un nuevo paso que lo aleja más de la presencia pública, Fidel Castro informó hoy que dejó de escribir su columnaReflexiones, porque ciertamente no es mi papel ocupar las páginas de nuestra prensa, consagrada a otras tareas que requiere el país.
Ya sin el título de la columna, Castro publicó un artículo en el diario oficial Granma. Unas fotos, en las que aparece en un vivero, lo muestran en una intimidad más cercana a la jubilación que a la política.
Ese fue el escalón más alto de la reacción cubana a la explosiva ola de rumores del último mes sobre la salud del ex mandatario.
Castro desdeñó las especulaciones como insólitas estupideces, pero mostró una prueba adicional. En una imagen aparece con un ejemplar deGranma del viernes pasado.
Con un ayudante a un lado, el líder cubano se ve entre arbustos y plantíos, apoyado en un bastón ortopédico.
Con su habitual estilo, rechazó elgallinero de propaganda imperialista. Explicó su retiro de la prensa y resumió así su situación: “Me gusta escribir y escribo; me gusta estudiar y estudio. Hay muchas tareas en el área de los conocimientos. Nunca las ciencias, por ejemplo, avanzaron a tan asombrosa velocidad.
No recuerdo siquiera qué es un dolor de cabeza. Como constancia de cuán mentirosos son, les obsequio las fotos que acompañan este artículo.
Castro empezó a publicar su columna en enero de 2007, cuando salía de la crisis que lo puso al borde de la muerte en el semestre anterior. La última entrega de Reflexiones apareció el 19 de junio pasado.
Convaleciente de la enfermedad que lo obligó a dejar su vida oficial, prolongó así su presencia pública durante cinco años y medio, casi siempre con temas internacionales y en ocasiones con asuntos domésticos.
Él mismo tuvo que reaccionar ante las apariencias de un doble mensaje desde la cúpula: sus propios comentarios y las decisiones del gobierno de su hermano Raúl.
El 23 de enero de 2009 anunció que reduciría las columnas, a fin de no interferir ni estorbar a los compañeros del partido y el Estado en las decisiones constantes que deben tomar y pidió que ningún alto funcionario se sintieracomprometido por sus textos.
Las últimas Reflexiones fueron apenas unas cuantas líneas, que causaron sorpresas. En una reabrió el diferendo que Cuba mantuvo con China durante tres décadas. Otra, al parecer sobre su trabajo interno, era tan enigmática que Granma no la publicó.
Un efecto externo de las columnas fue que se convirtieron en una especie de barómetro. La falta de Reflexionesse volvió un recurso de medios de prensa, blogs y redes sociales para detonar temporadas de rumores sobre la suerte de Castro.
Las versiones sobre su muerte son tan viejas como su liderazgo, pero tras la enfermedad se multiplicaron y con el tiempo se endurecieron.
Durante tres semanas, entre agosto y septiembre, el presidente Hugo Chávez salpicó su campaña electoral con relatos de los mensajes que recibía de Fidel. Pero la última vez fue el 20 de septiembre, en un Consejo de Ministros.
A finales de ese mes circuló en La Habana la versión de que Castro había muerto y que el anuncio se haría después de las elecciones venezolanas. El ambiente era propicio para el rumor, porque desde abril no se le veía en imágenes recientes y desde junio no había artículos de prensa.
Las conjeturas se dispararon cuando Raúl Castro felicitó a Chávez por su relección del 7 de octubre, pero no hubo reacción de Fidel.
La temperatura se elevó en Twitter con versiones de todo tipo. El jueves 11 de octubre, el columnista venezolano Nelson Bocaranda, quien había acertado meses antes al revelar la recaída de cáncer de Chávez, escribió que la muerte de Fidel se anunciaría en 72 horas y que Juanita, la hermana de los Castro exiliada en Miami, ya viajaba a La Habana.
No hubo anuncio alguno y Juanita desmintió que fuera a Cuba o que tuviera noticias de su hermano.
El mismo día, por la tarde, Alex, el hijo fotógrafo de Fidel, al inaugurar una exposición en Guantánamo, en el extremo oriental de la isla, dijo que su padre estaba bien, leía y hacía ejercicios. Su declaración al periódico local pronto se diseminó en los medios cubanos y saltó al exterior.
Para el viernes 12 de octubre el tema hervía. En la recepción que ofrecía la embajada española por la fiesta nacional, el caso polarizaba los corrillos y las preguntas eran a bocajarro. Las cancillerías reclamaban precisiones a su gente en La Habana.
Algunas redacciones de Washington y Miami esperaban esa noche un inminente anuncio importante. Los editores buscaban confirmación con corresponsales extranjeros en la isla. La permanencia de diplomáticos, periodistas y funcionarios locales en la fiesta española mostraba, sin embargo, que la realidad era otra.
Durante los siguientes días el rumor repuntó y el miércoles 17 de octubre la edición digital del diario español Abcvolvió a estremecer las alarmas. Desde Caracas, citó afirmaciones de un médico venezolano, José Rafael Marquina, según el cual Fidel Castro había tenido un embolismo masivo en la arteria cerebral derecha y estabamoribundo, aunque sin ventilación mecánica.
Subió el nivel de la reacción cubana. Esa noche, el telediario mostró al ministro de Salud, Roberto Morales, leyendo un mensaje de Fidel a quienes fundaron hace 50 años el Instituto de Ciencias Básicas y Preclínicas Victoria de Girón.
Pudo verse por la pantalla a un auditorio de ancianos de pie, aplaudiendo con toda la energía y la emoción posibles. Al día siguiente, el texto ocupó la mitad izquierda de la portada de Granma.
Al parecer no bastaba con esas señales indirectas y así vino a la escena el venezolano Elías Jaua, el domingo 21. Por la noche, el noticiero anunció que Fidel votó en las elecciones municipales enviando su boleta, como pueden hacerlo los enfermos, y que el lunes saldría su artículo.
Gerardo Arreola, La Jornada, 24 de octubre.

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