Ganan una batalla a líderes sindicales

El bloque integrado por senadores del PAN, el PRD, el PT y Movimiento Ciudadano consiguió ayer modificar la reforma laboral para obligar a los líderes sindicales a rendir cuentas a sus trabajadores y someterse a procesos democráticos para permanecer al frente de esas organizaciones.

Los legisladores panistas y de izquierda sumaron 66 votos para vencer al PRI y al PVEM, luego de un intenso debate, en el que intercambiaron acusaciones.

Durante la discusión del artículo 373, relacionado con la rendición de cuentas, el panista Jorge Luis Preciado desató la ira de los priistas.

Pidió que los líderes sindicales se excusaran del debate, criticó que los senadores de PRI reciban línea del Presidente electo, Enrique Peña Nieto, y confió en que los legisladores no se conviertan en sirvientes del próximo titular del Ejecutivo.

"Lo bueno de estos acuerdos es que podemos confiar en que, frente a cualquier exceso (del Presidente) habrán 67 senadores para detener cualquier abuso o exceso. Aspiro a que no haya senadores sirvientes del Presidente de la República", soltó.

En respuesta, visiblemente molesto, el senador del tricolor, David Penchyna, se lanzó contra el Presidente Felipe Calderón e hizo mofa de la derrota que sufrió el PAN en las recientes elecciones federales,
"¿Su Presidente de las manos limpias? Lo invitamos a que de un paseo por Reforma para que conozca el monumento de la vergüenza, y si no sabe leer, lo podemos ayudar, para que vea cuanta información clasificada ha mantenido en secreto el Gobierno.

"Sé que le puede doler a usted que el Presidente Electo, Enrique Peña Nieto, vaya a tomar posesión el primero de diciembre y ustedes haya pasado a ser tercera fuerza política nacional", soltó.

Minutos antes, frente a líderes de la CTM, la CROC, la FSTSE y Pemex -hoy convertidos en senadores-, el panista Javier Corral defendió las reformas al artículo 371 en materia de democracia sindical.

Advirtió que los trabajadores deben votar libremente, sin la interferencia de los partidos políticos y de las "mafias internas".

"Es la resistencia de un corporativismo sindical que ha servido más a la operación político electoral de la disputa del poder en México, que en la defensa de los derechos de los trabajadores.

"Es una resistencia penosa porque lucha por el dudoso honor de ser de los últimos actores en someterse a un ámbito de responsabilidad y al proceso de democratización que vive el País", soltó.

El senador del PRD, Zoé Robledo, pidió a los priistas dejar de lado las excusas de los líderes sindicales que pretenden apartar a esas organizaciones de los principios más elementales de la época moderna.

En respuesta, los senadores del PVEM, Pablo Escudero, y del PRI, Humberto Mayans, argumentaron que la reforma no sólo era violatoria de la Constitución, sino de algunos tratados internacionales que México ha firmado.

El panista Roberto Gil rechazó las acusaciones y retó a los legisladores a definir públicamente si estaban dispuestos a respaldar al viejo sindicalismo que no práctica la democracia.

"Es absolutamente falso que esta intención vulnere la Constitución o los tratados internacionales. No pretextemos a la Constitución o a los tratados.

"Asumamos la responsabilidad histórica y política que tenemos frente al País para decidir si queremos un sindicalismo democrático o queremos que prevalezca el viejo sindicalismo", demandó.

En su turno, el priista Omar Fayad fue más allá de los argumentos legislativos para cuestionar la decisión del Presidente Calderón de haber utilizado la iniciativa preferente para enviar al Congreso una reforma de carácter estructural, como la laboral.

"Si el Presidente quería modificar la autonomía sindical, con valor, debió haber enviado la reforma y no la barbaridad que ocurrió", dijo casi a gritos.

La reforma finalmente se aprobó para incorporar a la Ley Federal del Trabajo la elección de las dirigencias mediante voto libre, directo y secreto.

 
EL CHOQUE
 
La presión sobre los priistas no sólo se dio en la tribuna, sino también en las redes sociales, donde panistas y perredistas fustigaban a los legisladores del tricolor, que mostraron caras largas y serias durante todo el debate.

Y es que antes de discutir la democracia sindical y la rendición de cuentas, el PRI había votado a favor de la transparencia, lo que llevó al resto de las bancadas a retarlos.

"Falta que el PRI acepte que sindicatos rindan cuentas del dinero y patrimonio, y el voto libre y secreto. Eso es lo verdaderamente importante", afirmó la panista Laura Rojas.

"Pues no. No va el PRI con la democracia sindical. Y hacen esfuerzos vergonzosos para justificar lo injustificable. No sé qué sea peor: el voto del PRI en contra o los pobres argumentos que presentan en tribuna", criticó el ex Secretario del Trabajo, Javier Lozano.

Claudia Guerrero y Mariel Ibarra, Reforma, 24 de octubre.

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