'Querían desnudarme; me resistí y lo pagué'

MADRID.- Después de ser liberada por las autoridades cubanas de su detención de 30 horas, la bloguera opositora Yoani Sánchez, corresponsal del diario español El País, contó su versión sobre el encierro que vivió el viernes en Bayamo, al sureste de Cuba.

La periodista, quien se encontraba en la localidad para cubrir el juicio del político ibérico Ángel Carromero, quien conducía el automóvil en el que perdió la vida el disidente Oswaldo Payá el 22 de julio, aseguró que durante su aprehensión vivió la presión que ejercen las autoridades isleñas alrededor de un detenido.

"Me quisieron impedir llegar al juicio a Ángel Carromero (...) El operativo tenía las dimensiones de un arresto hecho contra una banda de narcotraficantes o de la captura de un prolijo asesino en serie. Pero en lugar de tan amenazantes personas, solo había tres individuos que deseaban participar de oyentes en un proceso judicial", contó Sánchez.

Tras su arresto, fue conducida por tres mujeres a un cuarto en el que vivió momentos de máxima tensión. "Intentaron desnudarme (...) Me resistí y pagué las consecuencias", escribió la bloguera en isleña.

Posteriormente, cuenta, un policía trató de dialogar con ella para arrancarle algún testimonio que pudiera uilizarse en su contra, como procedieron con Carromero, según Sánchez.

"Pero, la trampa es tan conocida, se ha repetido tanto, que no caigo. Me imagino de inmediato a Carromero sometido a la misma tensión de amenaza y 'buen talante' (...) difícil sobrellevar algo así por largo tiempo", relató.

Tras un rato, la Policía le permitió hacer una llamada a su padre, a quien informó de la situación. Posteriormente, la periodista entró en un periodo al que llamó "hibernación".

"Me negué a comer, a beber cualquier líquido; me negué al examen médico de varios doctores", dijo Sánchez, quien afirma que la mayor parte del tiempo fue grabada y sometida a una presión moral constante.

"Una dureza que no estaba en el golpe o en la tortura, sino en la convicción de que no se podía confiar en nada de lo que ocurría dentro de esas paredes (...) Pero, organicé mis ideas y mi voz para que no pudieran ser transmitidas menoscabando mis convicciones", explicó.

Sin embargo, la disidente estimó que lo que le ocurrió no es más que un tropezón. "El gran drama sigue siendo la muerte de dos hombres y el encierro de otro", dijo.

Reforma, 8 de octubre.