Sin una reforma, Morena desplazará al PRD, alerta Marcelo Ebrard

Emancipado de Andrés Manuel  López Obrador pero atrapado en un modelo de  que han desgastado su convivencia interna, agudizado en una imagen de rijosidad y conflicto que lo mantienen  estancado en un regional, el PRD se encamina a su tercera “refundación” en menos de ocho años, de la  de lo que se perfila como una alianza  Ebrard—Chuchos, con la premisa fundamental de recuperar la confianza ciudadana ausente en grandes sectores del país, rumbo a las  presidenciales del 2018.

El eje Ebrard—Nueva Izquierda  (Chuchos) coincide  en una serie de cambios que requiere el PRD en esta nueva refundación, que van desde convertirlo en un partido-frente hasta la necesidad de incorporar a ciudadanos “notables” a los órganos de dirección del sol azteca, incluso con la posibilidad de incidir en decisiones como estrategia electoral y política de alianzas.

Por separado, tanto Ebrard como Nueva Izquierda han planteado ya sus propuestas sobre los cambios que requiere hacer el PRD en su Congreso Nacional del 14, 15 y 16 de diciembre próximo, donde incluso el jefe del capitalino advierte, en un documento que hizo llegar a las corrientes perredistas semanas atrás, que de no hacer verdaderas reformas, el sol azteca corre el riesgo de perder a manos de Morena, de López Obrador, el rol de contrapeso a la derecha en el país.

“Sin una reforma en el PRD, quien se ocupará de este espacio (de contrapeso al PRI y al PAN) será Morena, pero sin un peso suficiente para  la elección federal”, establece la propuesta que entregó Ebrard vía Manuel Camacho Solís a los líderes de las principales corrientes perredistas, Nueva Izquierda (NI), Jesús Ortega; de Izquierda Democrática Nacional (IDN), René Bejarano; y Héctor Bautista, del grupo denominado Alternativa Democrática Nacional (ADN).

De , el bloque MEC—NI coincide en transformar la dirigencia nacional del PRD y formar una nueva “mesa de dirección” integrada por 21 miembros, de los cuales 11 provendrían de la sociedad civil o “notables” y el resto integrantes de las corrientes perredistas.

Aunque todavía no hay consenso, entre los perfiles ciudadanos que ya se manejan para incorporarse a la nueva dirección del PRD están Juan Ramón de la Fuente, José Woldenberg, Agustín Basave y, aunque es militante, Cuauhtémoc Cárdenas.

“La reforma del PRD necesita de su ciudadanización, volverlo una organización política mucho más ligada a los ciudadanos y que opere bajo otras reglas distintas a las que tiene actualmente que generan clientelismo y que llevan a una confrontación permanente... Sí, sí propuse que la dirección del partido y las candidaturas se abran de manera franca a la ciudadanía”, afirma Camacho Solís, y admite que este planteamiento cuenta con el aval de Ebrard.

De aprobarse esta propuesta en el Congreso Nacional a celebrarse el 14, 15 y 16 de diciembre, la actual dirigencia —cuya forma organizativa se ha transformado por lo menos tres veces desde el 2004— deberá terminar antes de tiempo su gestión.

El presidente nacional del PRD, Jesús Zambrano, el pleno de la Comisión Política y el Secretariado Nacional concluyen sus funciones hasta el 2014.

Ebrard, además, plantea la formación de un partido-frente donde se reconocen los pesos de las corrientes, pero se transforme su organización  y convocar a la integración de un frente amplio con los partidos del Trabajo y Movimiento Ciudadano, en el que se invite al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), de López Obrador, y a partidos estatales, agrupaciones políticas, organizaciones sociales, entre otros.

El coordinador de NI, Jesús Ortega, reconoce la necesidad de que el PRD se “ciudadanice” y se muestra dispuesto a promover esa iniciativa en el Congreso  Nacional a fin de cristalizarla.

“El PRD necesita abrir sus puertas de par en par, puertas y ventanas. No sólo para que entren ciudadanos representativos a tareas de influencia y de opinión, sino que entren miles de ciudadanos. Pero también puertas abiertas para que entre pensamiento fresco y nuevo”, sostiene.

De hecho, en el pasado Congreso Nacional de Nueva Izquierda, los Chuchos plantearon una serie de cambios, entre ellos el consejo nacional de dirigentes, el cual tendría la facultad de elegir al presidente del partido.

El Consejo Nacional integrará además una comisión nacional de representantes que tendría la facultad de incidir en el diseño de la estrategia electoral y la política de alianzas.

Dicha comisión de representantes “estará constituida por el presidente del partido, por un secretario general, por los ex presidentes del PRD, por los coordinadores de los grupos parlamentarios en el Congreso, por los gobernadores, por dos representantes de los legisladores locales, tres presidentes municipales, por representantes de las corrientes y por lo menos 10 ciudadanos y ciudadanas representativas de la izquierda política, de la cultura y la academia; de las organizaciones defensoras de derechos humanos y de derechos sociales”, según el documento que aprobaron.

En este último punto las propuestas de Marcelo Ebrard y Jesús Ortega coinciden.

Sin embargo, las otras dos corrientes  más importantes en el PRD, IDN de René Bejarano y ADN de Héctor Bautista, no comulgan del todo con estas propuestas, sobre todo con la integración de “notables” a la dirigencia nacional del sol azteca y pueden constituirse como una seria oposición para detener estos planteamiento en el congreso si no hay consensos entre  las corrientes mayoritarias.

Bejarano acepta que “es bueno que el partido se abra y haya personajes que opinen y participen”, pero su oposición es a que no son militantes del PRD.

“Si son militantes del partido y se afilian al PRD es deseable. El problema es si no son militantes es difícil que puedan cumplir funciones de dirección de un partido que no pertenecen”, atajó.

A su vez la ADN, la otra corriente con mayor peso en el PRD, también se opone a la propuesta del nuevo eje Ortega-Ebrard.

 Ángel Cedillo, uno de los dirigentes de ADN, rechazó tajante la incorporación de personajes externos a la dirección del sol azteca.

Es un partido político, no una asociación de amigos”, reprocha.

“Somos compañeros maduros, hay experiencia de dirigentes nacionales y estatales que tienen una conducción y eso hay que respetarlo”, acota.

Martha Dalia Gastélum, de Izquierda Renovada en Movimiento (IRM), afirma que propuestas como estas son limitadas, pues lo que el sol azteca requiere es incorporar a los ciudadanos a sus actividades cotidianas y no sólo darles cargos de dirección.

Alejandro Páez Morales, La Crónica, 22 de octubre.

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