Los secretos de La Habana


SAN JOSÉ.— Aquella noche veraniega y ardiente de lunes de julio era época de vacaciones estudiantiles, de días de receso laboral y de horas de playa, sol y mar en Cuba. En una temporada con sólo pocos minutos para seguir las noticias o atender las proclamas políticas y de tiempo apenas disponible para las telenovelas, pero (como siempre) de agenda abierta al jolgorio con ron, cerveza, tabaco y baile, los cubanos fueron sacudidos y sorprendidos por una bomba informativa nocturna… .
A las 18:22 horas del lunes 31 de julio de 2006, Fidel Castro Ruz firmó una “Proclama al Pueblo de Cuba” que fue leída esa misma noche en el noticiero de la tv cubana y en la que el líder máximo de la revolución anunció su retiro temporal de las responsabilidades gubernamentales, políticas, militares y estatales por un quebranto de su salud causado por “estrés extremo”.
¿Por qué, qué pasó, qué pasará? Se preguntaron esa noche millones de cubanos. ¿Se morirá? Lo único claro era que Raúl, general y hermano de Fidel, le reemplazaría.
La proclama ofreció algunas pistas y respuestas, en un país en el que el régimen construyó desde 1959 un férreo secretismo alrededor de la vida privada de Fidel.
Castro sigue vivo, pero la historia del manejo de todos los hechos en torno a su enfermedad por parte del Partido Comunista Cubano (PCC), del gobierno y de las demás instancias estatales —sucesión, discreción, riguroso control del sistema informativo y propagandístico, seguimiento a reacciones entre amigos y enemigos externos e internos, reparación de daños— recupera vigencia ante el caso del presidente de Venezuela, Hugo Chávez.
Intensa actividad
Pese a que la secrecía ha sido esencial para protegerlo, Castro reveló a los cubanos en la proclama que las intensas actividades que desarrolló en la segunda quincena de julio afectaron su salud. El jueves 20 de ese mes, el entonces presidente cubano llegó a Córdoba, Argentina, donde al día siguiente participó en una cumbre presidencial del Mercado Común del Sur, o Mercosur.
El sábado 22, acompañado de Chávez, visitó Altagracia, donde vivió en su infancia el ahora mítico guerrillero cubano-argentino Ernesto “Che” Guevara (1928—1967), y ambos gobernantes disfrutaron allí de un baño de masas.
Castro regresó a Cuba. De inmediato, se preparó para participar el miércoles siguiente, en la oriental ciudad cubana de Holguín, en los actos del 56 aniversario del asalto al Cuartel Moncada, acción ejecutada el 26 de julio de 1953 por un comando dirigido por Castro y que es considerado en el calendario del régimen como el inicio de la revolución cubana que triunfó en 1959.
El acto central conmemorativo se realiza en sedes rotativas y era tradición —salvo algunas excepciones— que Castro pronunciara una de sus extensas alocuciones.
Pero el mismo 26, de regreso a la capital, estalló la crisis… y se estrechó el círculo de hermetismo. “La enfermedad comenzó en el avión de Holguín a La Habana”, el 26 de julio, aseguró un cable transmitido por la Oficina de Intereses de Estados Unidos en Cuba al Departamento de Estado en 2007 y revelado en 2010 por WikiLeaks.
A partir de ese momento, y hasta la divulgación de la proclama, todos los movimientos fueron ejecutados bajo la más absoluta reserva. En dicha proclama, Castro relató que el “enorme esfuerzo” desplegado en Argentina, Granma y Holguín, con “días y noches de trabajo continuo, sin apenas dormir, dio lugar a que mi salud, que ha resistido todas las pruebas, se sometiera a un estrés extremo y se quebrantara”.
En algún momento entre el 26 y el 31, y sin que los cubanos lo supieran, Castro fue operado en La Habana. El comandante narró posteriormente que el quebranto “me provocó una crisis intestinal aguda con hemorragia sostenida que me obligó a enfrentar una complicada operación quirúrgica. Todos los detalles de este accidente de salud constan en las radiografías, endoscopías y materiales filmados. La operación me obliga a permanecer varias semanas de reposo, alejado de mis responsabilidades y cargos”.
Pero las semanas se convirtieron en meses, en años... Lo que primero fue una delegación temporal de responsabilidades a su hermano, en febrero de 2008 se convirtió en retiro definitivo, con lo que Raúl, el menor de los Castro, asumió los puestos de mando en el PCC, los consejos de Estado y de Ministros y de jefatura militar, entre otros.
La figura emblemática de la revolución llevaba sin aparecer en público desde julio de 2006, salvo esporádicas presencias en fotografías captadas —y autorizadas— en visitas de amistades, como Chávez.
Tras la crisis en el vuelo de Holguín a La Habana, Castro permaneció internado al menos durante dos años en una dependencia del Centro de Investigaciones Médico Quirúrgicas, en las afueras de la capital cubana. Los informes disponibles señalaron que en 2009 se le habría trasladado a su residencia, en un inexpugnable complejo en un reducto a unos 20 km al oeste de La Habana, según publicaciones de medios europeos de prensa en octubre de 2010.
Tan sorpresivamente como desapareció, Castro reapareció en público el 7 de julio de 2010, después de casi cuatro años en los que corrieron las más diversas versiones sobre su enfermedad, su relación con su hermano o su real influencia en la conducción socioeconómica y política de Cuba. En los años siguientes, las apariciones del líder cubano han sido más frecuentes.
Menor control
Pese a que la situación de Chávez también se ha mantenido en secreto, la realidad es que ha surgido más información pública desde que debió ser sometido a dos operaciones de cáncer, en junio de 2011 en La Habana, y hasta los hechos previos y posteriores a su cuarta cirugía, el pasado 11 de diciembre por la reaparición de la enfermedad.
A diferencia de Cuba, donde los periódicos, radioemisoras y canales de televisión están bajo control estatal, y sólo suministraron información dosificada a los cubanos acerca de la salud de Castro, con extensos periodos de silencio, en Venezuela hay gran cantidad de medios “no estatales”.
Por eso es que, a diario, la estructura mediática venezolana mantiene latente el asunto de la enfermedad del jefe de Estado, debate sobre el rumbo de los acontecimientos y revela detalles de la crisis política e intrigas al interior del “chavismo” que ha provocado la enfermedad del gobernante, las pugnas por la sucesión, desmentidas desde el oficialismo.
Mientras el dirigente cubano se mantuvo alejado de los medios en las semanas siguientes a la proclama, Chávez apareció reiteradamente en televisión para comunicar sobre su estado de salud.
Dos días después
El 12 de junio de 2011, dos días después de que el canciller venezolano Nicolás Maduro notificó a los venezolanos que el presidente debió ser operado de urgencia en La Habana por un absceso pélvico, Chávez habló por teléfono con la televisora regional Telesur desde Cuba y aseguró que se recuperaba de la primera intervención.
El 28 y el 29 de ese mes se le observó en videos junto a sus hijas y Castro, y el 30, luego de varios días de desmentidos y aclaraciones oficialistas, apareció en tv para anunciar —desde La Habana— que tenía cáncer y que debió ser sometido a una segunda intervención, por lo que permanecería en Cuba en tratamiento.
En los meses posteriores, Chávez informó sobre sus frecuentes viajes a suelo cubano para someterse a ciclos de quimioterapia. Sin embargo, el 21 de febrero de 2012, el gobernante reveló que nuevos exámenes registraron una lesión en el mismo punto en el que se le extirpó el tumor y que debía operarse por tercera vez en Cuba.
El 4 de marzo siguiente, Chávez confirmó que el tumor fue extirpado en una cirugía que se le practicó una semana antes y que era una “recurrencia” del cáncer localizado en 2011. Tras ese informe, viajó varias veces a la isla para recibir radioterapia.
Y el 8 de diciembre de 2012, luego de enfrentar con éxito la ruta hacia la contienda electoral de octubre anterior y reelegirse, reveló que el cáncer resurgió. El 11 de ese mes, desde La Habana, se informó del mismo momento en que empezó a ser intervenido y después del fin de la cirugía. En los días siguientes se ha proporcionado información limitada o restringida, por lo que la oposición venezolana exige correr el telón del misterio y explicarle al país, con todos los detalles, la verdad sobre Chávez.
Pero los estrategas del régimen de Cuba, como expertos del secretismo, reconfirmaron mucho tiempo antes de la estación veraniega de 2006 que el factor impenetrable de lo oculto o de lo incógnito permite sorprender, en cualquier momento, al enemigo… pero también al amigo. Y por esa vía le apostó Hugo Chávez.
José Meléndez corresponsal, El Universal, 14 de enero.

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