Condena Chávez nueva injerencia de Occidente en países africanos


Malabo, 22 de febrero. El presidente venezolano, Hugo Chávez, rechazó “las múltiples intervenciones y ataques de las potencias de Occidente” que ha enfrentado el continente africano en años recientes, en un mensaje leído por el canciller Elías Jaua durante la inauguración de la tercera cumbre de la Asociación América del Sur-África (ASA) en Malabo, capital de Guinea Ecuatorial.
“Es por ello que Venezuela se opuso radicalmente y desde el inicio a la intervención militar extranjera en Libia. Es el mismo motivo por el que Venezuela reitera hoy su más absoluto rechazo a toda actividad injerencista de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)”, añadió en la misiva dirigida a la reunión, a la que asisten 54 países africanos y 12 sudamericanos.
Chávez, bajo tratamiento en un hospital militar de Caracas por cáncer, llamó a profundizar la cooperación sur-sur y a unificar sus capacidades “para convertir nuestras naciones en un auténtico polo de poder”.
Destacó: “Es en nuestros continentes donde se encuentran los suficientes recursos naturales, políticos e históricos que se requieren para salvar el planeta del caos en que se halla”.
La inauguración de la cumbre estuvo a cargo del presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang Nguema, quien propuso abrir la asociación a todos los países latinoamericanos, en especial a los estados centroamericanos y caribeños, al considerar “la gran fuerza política y económica de las naciones en vías de desarrollo y el impacto positivo que resultaría de la cooperación sur-sur”.
En la Declaración de Malabo, que los líderes adoptaron por la noche, se “apoya el enfoque global a la crisis de Malí, tal como indican la Unión Africana y el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas”, y se pide el respaldo internacional para el “retorno al orden constitucional” en Madagascar y Guinea Bissau y la “normalización y estabilización” de la República Democrática del Congo y Centroáfrica.
En la declaración final se destacó como eje central profundizar la cooperación sur-sur, por lo que se planteó dar una estructura más sólida a este mecanismo de integración birregional, surgido a iniciativa de Brasil y Nigeria. En ese contexto, se destacó la presencia por Sudamérica de la presidenta brasileña Dilma Rousseff y de su homólogo boliviano Evo Morales, aunado al mensaje de Chávez.
“Creo de corazón que el siglo XXI, las próximas décadas, serán las de la afirmación del mundo en desarrollo, especialmente de África y América Latina”, enfatizó Rousseff. “Tenemos la oportunidad histórica de reducir la distancia tanto económica como social que todavía nos separa de los países más avanzados. África y América del Sur seremos protagonistas decisivos”, subrayó.
En su discurso ante los asistentes a la cumbre, la brasileña hizo propuestas sobre cooperación en materia de salud, educación y agricultura. Destacó las experiencias de Brasil con África. Además insistió en una “urgente reforma de la ONU, porque nada justifica que África y Sudamérica sigan sin representación permanente en el Consejo de Seguridad”.
La mandataria pidió una reforma de la gobernanza del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial en favor de las naciones emergentes. En el mismo sentido se pronunció sobre la Organización Mundial de Comercio, en la cual el brasileño Roberto Azevedo es uno de los nueve candidatos a suceder al francés Pascal Lamy al frente de ese organismo a partir de septiembre próximo.
En tanto, el gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner aseguró que los 54 países africanos reconocieron la soberanía argentina de las islas Malvinas en su disputa desde 1883 con el Reino Unido, durante la cumbre de la ASA, al sumarse por primera vez a América del Sur en este tema tras suscribir en el foro la Declaración de Malabo e incluir en el texto su reclamo.
El presidente boliviano, Evo Morales, calificó el Consejo de Seguridad de la ONU de “consejo de inseguridad”. Abogó por que las naciones del sur actúen unidas “para liberarnos”, al criticar a las potencias que integran la OTAN y el Consejo de Seguridad. Sostuvo que los países industrializados no quieren el desarrollo de las demás naciones y buscan justificar sus intervenciones.
Según datos de Brasil, los intercambios comerciales entre los países africanos y sudamericanos pasaron de 7 mil millones de dólares en 2002 a 39 mil millones en 2011. En este contexto, la mayoría de los oradores coincidieron en los puntos comunes entre África y Sudamérica, y Brasil defendió su política de lucha contra la pobreza y su aporte a los programas sociales.
El presidente nigeriano, Goodluck Jonathan, resaltó que “las dos regiones tienen inmensas posibilidades, tanto a nivel de recursos humanos como naturales, que colocan a los dos continentes en una posición ventajosa en el ámbito de la globalización”. Asimismo, subrayó la necesidad de crear un sistema de financiamiento para poder avanzar.


La Jornada, 23 de febrero.

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