Las FARC descartan que choques verbales con el gobierno amenacen el diálogo en La Habana


La Habana, 4 de febrero. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) descartaron hoy que los choques verbales con el gobierno o el curso del conflicto amenacen al diálogo de paz que continúa en Cuba.
Las conversaciones en la mesa de La Habana “prosiguen de modo normal, nadie se ha puesto de pie o amenazado formalmente con retirarse”, dijo un comunicado del Estado Mayor Central de la guerrilla, que hoy leyó aquí ante la prensa Luis Alberto Albán (Marco León Calarcá), uno de los negociadores rebeldes.
“Por el contrario, las dos partes trabajan en busca de puntos de aproximación sobre el tema agrario, con el afán de producir acuerdos significativos que representen avances ciertos hacia la terminación del conflicto y la paz”, agregó.
Las FARC culparon a versiones de la prensa colombiana de una “campaña de la ultraderecha contra el proceso de paz”.
Ambos contendientes se trenzaron en los últimos días en un áspero choque verbal, que se endureció cuando dos policías quedaron en poder de las FARC.
La guerrilla consideró una “especulación” y un “escándalo promocionado con fines malintencionados” la versión de que el diálogo estaría naufragando.
Iniciado en noviembre pasado en La Habana, el diálogo transcurre a puertas cerradas, por ahora detenido en el primer punto de la agenda, la política agraria, que es clave en las reivindicaciones de los rebeldes.
Tras un cese del fuego unilateral de acciones ofensivas contra la fuerza pública y la infraestructura durante dos meses, la guerrilla reanudó esa parte de sus hostilidades el pasado 20 de enero. Sin embargo, las partes acudieron puntualmente al nuevo ciclo de conversaciones, que empezó el pasado miércoles y, según lo previsto, concluirá el próximo 10 de febrero.
Las FARC reconocieron el viernes tener en su poder a dos policías, que realizaban “labores de inteligencia” contra los guerrilleros. Hoy dijeron que los uniformados cayeron “en una emboscada”.
El gobierno identificó la acción como un “secuestro”, mientras las FARC la defendieron como la toma de “prisioneros de guerra”. La disputa escaló para reflejar un intercambio de posiciones endurecidas, pero el diálogo prosiguió.
El episodio es particularmente sensible, porque las FARC han reconocido que realizaron secuestros en el pasado para obtener recompensa económica, pero también se comprometieron a suspender esa práctica desde febrero de 2012.
Según una norma interna de la guerrilla, cualquier persona con más de un millón de dólares debía pagar 10 por ciento de su patrimonio para evitar el secuestro, lo que las FARC llaman “impuestación para la financiación”.
El viernes pasado las FARC indicaron que los policías están en buenas condiciones. También reportaron la captura de un soldado del ejército en un combate en el departamento de Nariño (suroeste) y que están dispuestas a realizar gestiones para la liberación de los tres.
El domingo el presidente Juan Manuel Santos anunció que había autorizado al Ministerio de Defensa a coordinar el operativo de liberación con el Comité Internacional de la Cruz Roja.

Gerardo Arreola, La Jornada, 5 de febrero.

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