'Se los llevaron por no pagar la cerveza'

Ciento setenta y cinco pesos, el costo de una cubeta de cervezas que Israel Arenas Durán y sus tres amigos no pudieron pagar en un bar de Nuevo León, fue el aparente pretexto para que policías de tránsito los entregaran a miembros de Los Zetas.

El 17 de junio de 2011, el adolescente de 17 años de edad salió del vivero en el que trabajaba para entregar unas plantas y al terminar la jornada, él y sus amigos -los hermanos Javier y Reynaldo García Álvarez, y Adrián Nava Cid- se encontraron en el bar California, en el municipio de Juárez, en Nuevo León.

Debido a que no completaron la cuenta, Arenas Durán llamó a casa para pedir efectivo.

En el momento en que Irving, hermano del adolescente, llegaba al establecimiento para ayudarlo observó cómo agentes de tránsito perseguían la camioneta de su familiar y cómo lo detuvieron y lo ingresaron a un vehículo civil donde había otras personas.

Los padres de Arenas Durán acudieron a la estación de Policía donde les negaron información sobre el paradero de su hijo, quien hasta la fecha permanece desaparecido.

Durante más de dos años, la familia ha presionado a las autoridades para investigar y a pesar de los obstáculos se logró la detención de cuatro personas entre ellos dos agentes de tránsito quienes aceptaron su responsabilidad y complicidad con la delincuencia.

"Supuestamente la delincuencia organizada llegó porque no pagaron una cubeta de cervezas, por eso llegaron por ellos", refirió Luz María, madre del adolescente, a investigadores de Human Rights Watch, que incluye el caso en su informe sobre desaparecidos en México.

"Que estaban escandalizando en el bar y que los golpearon toda la noche, los tuvieron en la cárcel y a mí no me dieron el paradero, él (policía detenido) dice que al otro día temprano ya era sábado los sacaron de las celdas y se los llevaron a una quinta, les quitaron la vida, los desintegraron", contó la mujer.

Para Luz María las declaraciones son una salida fácil y no representan la verdad pues hasta el momento no hay pruebas contundentes que confirmen la información que dió el agente de policía.

 Henia Prado, Reforma, 23 de febrero.