Recupera a sus hijos tras nueve meses

Nueve meses tardó Érika en abrazar a sus cinco hijos, luego de que el Gobierno estadounidense los mantuviera bajo su protección con la expectativa de ceder los derechos a familias del vecino país.

Hace 11 años, la mujer y su marido emprendieron un viaje, de su natal Ojocaliente, Zacatecas, hacia la frontera norte, la cual cruzaron ilegalmente para establecerse en Texas. La pareja consiguió trabajo y erigió su hogar en un vecindario de latinos que habitan en "trailas".

En ese tiempo nació Elmer de 10 años; Josuli, de 9; Fabián, de 8; Carlos, de 4, y Rey, de 3, quienes recibieron la nacionalidad estadounidense y comenzaron a estudiar en colegios extranjeros.

Las aparentes adicciones del jefe de familia provocaron la ruptura del matrimonio, y Érika se quedó con los niños.

La mujer trabajaba dos turnos; en la mañana limpiaba casas y, por la tarde, acudía a una lavandería. Con el salario daba a los menores estudio, alimentación y vestido.

Sin embargo, la mujer despertaba envidias en el vecindario y en enero de 2010 fue denunciada a la Policía.

La mujer salió con su novio, pero al regresar al día siguiente la Policía le quitó a los menores y ella fue apresada en la cárcel del condado. Los hermanos quedaron bajo la custodia del Sistema de Protección a Niños y fueron enviados a una casa hogar mientras se resolvía el juicio
Erika acudió a dos juicios; no obstante, dado que era indocumentada meses después el Gobierno la expulsó. Las autoridades la dejaron en Nuevo Laredo.

Sin dinero, no tuvo otra opción que regresar a Zacatecas con dinero que le proporcionó Doris Foulkes, presidenta de la fundación LACES, quien ayudó a la mujer a recuperar a sus hijos.

A petición de la organización, el caso lo tomó un juez "sensible", quien solicitó los documentos para que Erika pudiera recuperar a los cinco niños. Además, el DIF y el Consulado intervinieron -a petición de LACES- para el envío de la documentación correspondiente.

Con dinero recolectado entre conocidos, la presidenta de LACES tramitó los pasaportes de los niños y, tras insistir en la representación diplomática mexicana, obtuvo el patrocinio de los boletos de avión.

Actualmente, la familia vive en Guadalajara y aunque Érika ha pensado en regresar a Estados Unidos, sabe que si la Policía la captura, ya no tendría una segunda oportunidad con sus hijos.

Henia Prado, Reforma, 4 de marzo.

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