Vamos a pedir asilo político en EU'

HUEHUETOCA.- Karla, Luisa y Mandy no pierden el estilo ni aún caminando sobre las vías del tren.

Sobre los durmientes de madera y agarradas de los brazos se contonean coquetamente, a pesar de haber caminado decenas de kilómetros luego de ingresar ilegalmente al País.

Las transgénero tienen en mente migrar a Estados Unidos por una razón diferente al resto de sus compañeros de viaje.

Más allá de mejorar su situación económica lo que buscan es asilo político con el argumento de que en su país sufren maltrato y discriminación por su preferencia sexual.

"A mi familia ni los he llamado desde hace un mes, me quedé trabajando en bares, cantinas, unos 15 días en la frontera, agarré el tren y yo nunca lo había agarrado hasta ahorita", comenta Karla quien vendía ropa en Honduras y camina en chanclas por territorio mexicano.

"Queremos asilos político en Estados Unidos por gays y homosexuales, en mi pueblo matan a uno diario, hay exageradamente homofobia, está más lleno por la cultura, no nos quiere aceptar la misma familia, mi hermano estuvo en un organización gay y allí el presidente nos dijo que nos fuéramos a otro país y el hacía todos los movimientos para que nos diera en asilo", expresa Mandy, de 22 años, quien ha ocultado a su madre su sexualidad.

En tanto, Luisa ya vivió cerca de 7 años en Miami, la deportaron y nuevamente regresa para evitar el rechazo de su país y porque en la nación del norte se siente más cómoda y aceptada, aunque su regreso no ha sido fácil.

"Yo sufrí bastante en Tapachula, Chiapas, me dieron una arrastriza los mexicanos, me golpearon, me lastimaron, me dieron una chinga. Me quitaron todo, le dije a un señor que me fuera a dejar un dinero al banco para que lo recogiera mi mamá y como yo no soy mexicana se lo encargué, entonces le di 2 mil 200, 2 mil para mi mamá y 200 para él, nunca me los dio.

"Yo tengo mis cositas (bienes) en Honduras, pero si tú no eres feliz de qué sirve, tengo dos hermanas y me dicen que para que me puse (esto)", dice señalando su busto, "y digo si me puse este par de tetas como dice la novela sin tetas no hay paraíso y si yo me siento bien voy a realizarme como ser humano".

Antes de la travesía no se conocían. Las mujeres se encontraron en los vagones del tren en Ixtepec, Oaxaca, e hicieron amistad con sus paisanos, quienes las cuidan.

"Vamos uniendo sentimientos de lo que nos han hecho porque suben al tren nos escogen y nos maltratan", dice Luisa.

Henia Prado, Reforma, 10 de marzo.