Maduro ofrece a la clase media ser “el presidente de todos”


“¡Uh, ah, Chávez no se va!” Y no. En el momento culminante de su cierre de campaña Nicolás Maduro presenta, por enésima vez, el video grabado el 8 de diciembre, cuando el presidente Hugo Chávez pidió a sus seguidores votar por su delfín.
La avenida Bolívar está repleta. Cientos de autobuses han sido estacionados en los alrededores. El metro no se da abasto. Con todo, la concentración no se compara con el último cierre de Chávez, apenas el 4 de octubre del año pasado, la víspera de su victoria, con poco más de 11 puntos de diferencia, sobre el ahora candidato repetidor Henrique Capriles.
“Aquella vez ya desde aquí no se podía andar, pero de todos modos no hay que perderse este acto histórico”, dice Antonio, un experto en derechos humanos, mientras empuja la carreola de su bebé a un costado de la Plaza Venezuela.
En la tarima, el candidato del chavismo llama a un personaje que “ha estado con nosotros en las buenas y en las malas”. Diego Armando Maradona se pone de puntitas para darle un beso rápido y cuando da la espalda muestra, en su chamarra roja de chavista, su famoso número 10.
Maduro pide entonces que lo acompañen los ministros. Lo flanquean Elías Jaua, canciller y “vicepresidente político”, y el joven Jorge Arreaza, vicepresidente de la República y yerno del fallecido Chávez.
Lo que sigue es la repetición de las promesas que Maduro ha ido hilvanando a lo largo de la corta campaña: seguridad, combate a la corrupción y el burocratismo, militarización de la red eléctrica nacional, mercados obreros.
Ni siquiera los expertos chavistas se explican por qué Maduro ha hecho del tema de la seguridad, uno de los puntos más flacos del chavismo, eje de su campaña, sobre todo porque la Gran Misión Vida Venezuela, lanzada por Chávez para conjuntar y coordinar las acciones contra la criminalidad que el año pasado cobró 16 mil vidas (12 por ciento más que en 2011), se quedó en el papel debido a la enfermedad del presidente.
El caso es que para demostrar que va en serio y con una estrategia singular, Maduro asegura que en su acto de campaña están presentes integrantes de 200 bandas juveniles, y muestra orgulloso una playera que le regalaron con esta frase estampada: “Fuerte, firme y seguro, el hampa cambia con Maduro”.
“Yo voy a ser el presidente de la seguridad de este país”, ofrece Maduro, quien machaca con que en el “plan de la patria” (plataforma electoral) presentado por Chávez en la anterior campaña está la hoja de ruta para Venezuela.
Además del llamado a los “malandros” a enderezar el camino, Maduro anuncia la detención de presuntos paramilitares colombianos –un guión que el chavismo repite cada campaña electoral– y se dirige a las familias de clase media, a las que ofrece ser “el presidente de todos”.
Y resume sus evocaciones al presidente fallecido con esta fórmula: “La burguesía cree que porque perdimos físicamente a Chávez el chavismo se acabó. Nosotros les respondemos que ahora es que hay Chávez para rato en esta patria”.
“No hay forma que con estos enchufados podamos resolver el problema de la seguridad”, responde Henrique Capriles en su cierre.
Elige para hacerlo el estado de Lara, gobernado por el ex chavista Henri Falcón, quien además es coordinador de la campaña.
“El 19 de abril (Nicolás Maduro) tendrá que entregarme la banda tricolor porque empieza un nuevo gobierno en Venezuela… esa banda y esa silla prestada la tendrá que entregar”, dice el candidato, que a diferencia de octubre pasado ha hecho una campaña de confrontación y se ha presentado, paradójicamente, como el garante del legado de Chávez.
Una estrategia que podría resumirse en esta frase: Chávez era el bueno y todos los que lo rodeaban una turba de corruptos a quienes llama “los enchufados”.
Por esa razón grabó un anuncio para ser transmitido expresamente en el canal oficial, en el cual se queja del escaso tiempo que le brindan, y se dirige no a su base social, sino a los chavistas, con la promesa de que va a profundizar y mejorar las misiones (programas sociales) del fallecido Chávez.
Dado el carácter variopinto de la oposición, y otra vez a diferencia de octubre, Capriles ha hecho campaña con las dos manos. Con la izquierda, al incorporar a Falcón y a otros cuadros de la izquierda opositora (algunos también ex chavistas) a posiciones de responsabilidad en su equipo. Con la derecha, al ceder ante los sectores duros de la derecha opositora que cantan siempre el “fraude electoral”. Así, ha cuestionado sistemática y duramente la actuación del Consejo Nacional Electoral y a otros funcionarios públicos –como el ministro de Defensa, Diego Molero, quien afirmó que cumplirían la orden de Chávez de llevar a Maduro a la presidencia– por su injerencia en la lisa electoral.
En los últimos días, el candidato opositor ha resumido su oferta en una frase sencilla: los venezolanos merecen “dormir tranquilos, comer bien y tener platica en el bolsillo”.
Su oferta de incremento salarial en una sola exhibición puede prender entre los electores que, en el último mes, han visto enflacar sus carteras, tras una devaluación del bolívar de alrededor de 40 por ciento.
Sobre el tema de la inseguridad, Capriles ofrece combatir la delincuencia y acusa al gobierno de haber sido incapaz de enfrentarla. No dice, sin embargo, que 60 por ciento de los homicidios ocurren en seis entidades, dos de ellas gobernadas por opositores y una más con gobernador antichavista hasta diciembre pasado. Ni en los territorios chavistas ni en los de sus adversarios hay un comportamiento distinto de la criminalidad.
La otra vertiente de la campaña de Capriles corre por cuenta de JJ Rendón, el publicista de Elba Esther Gordillo –dirigió la campaña de Roberto Campa en 2006– que aquí en su tierra hace lo que sabe hacer: divulga en las redes sociales una encuesta, atribuida a una firma argentina, que da una cómoda ventaja de 15 puntos a Capriles. La fecha el 10 de abril, pese a que el último día en que la ley permitía divulgar resultados de encuestas fue el pasado domingo 7. Y pese a que el resto de las encuestadoras cerraron con ventajas para Maduro de entre 7 y 20 puntos.
La voz del “comandante”El acto del oficialismo no lo cierra Maduro, sino Chávez, en un video en el cual se le ve bailando, en medio de un aguacero, en el cierre de octubre. Una música melancólica da paso a la voz del “comandante” que despide a los miles de chavistas reunidos: “Vayan allá, a votar por el futuro, a votar por la patria, por la libertad! ¡Hasta la victoria siempre!”
Las azoteas de varios edificios públicos disparan fuegos artificiales durante largo rato.
Para concluir la jornada, los dos candidatos comparecen frente a las cámaras de televisión.
Maduro lo hace en la televisora estatal y una privada. Capriles en Globovisión, el canal opositor por excelencia.
Si el ministro de Defensa dijo que cumpliría la orden de votar por Maduro, Capriles, quien en octubre había dicho que nombraría para el cargo a un general en activo, hoy agrega: “La persona que yo voy a nombrar de ministro de la Defensa es del ejército”. El actual ministro es almirante.
Maduro ofrece que en dos años “tendremos un país de paz” y garantiza que después del domingo meterá a la cárcel a quienes han especulado con dólares. Comparece ante las cámaras, claro, en el “Cuartel de la Montaña”, donde están aún los restos de Chávez.

Arturo Cano enviado, La Jornada, 12 de abril.

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