Cada año, más niños, niñas y jóvenes viajan solos rumbo a Estados Unidos


Cada año se eleva el porcentaje de niños, niñas y adolescentes que viajan sin compañía para cruzar la frontera hacia Estados Unidos: en 2010 la oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) detuvo a 29 mil 624 menores de edad, de los cuales 59 por ciento viajaban solos; mientras en 2009 de 40 mil 398 menores aprehendidos, 43 por ciento lo hacía sin compañía.
La mayoría, más de 15 mil menores de edad, son mexicanos (82 y 88 por ciento por cada año) en riesgo de convertirse en víctimas de trata sexual y laboral, o de sufrir daño físico e incluso morir al viajar escondidos en autobús o en tren, o bien hacerlo de pie en el momento del cruce.
En gran número de casos los menores de edad son reclutados por pandillas criminales, y sirven como polleros, coyotes o mulas.
Hay menores que han intentado cruzar tres o más veces la frontera, y al ser detenidos y enviados a México quedan nuevamente disponibles para ser “atrapados” por el crimen organizado; algunos de ellos quedan endeudados por el incremento de los costos para cruzar la línea que han pagado de mil a 2 mil 500 dólares.
Lo anterior se plantea en la investigación Niños en la frontera: evaluación, protección y repatriación de niños, niñas y adolescentes mexicanos sin compañía, de Maru Cortázar y Betsy Cavendish, la cual obtuvo el primer lugar del cuarto premio del Fondo de Naciones Unidas par la Infancia (Unicef): “Una mirada a la infancia y la adolescencia en México”.
En el estudio, elaborado para determinar en qué medida la Ley sobre Protección de las Víctimas de Trata (TVPRA, por sus siglas en inglés), de 2008, ha mejorado la evaluación y protección de los niños mexicanos en la frontera con Estados Unidos, para dar paso a su repatriación, se señala que la mayoría de los menores viaja sin compañía por varias razones: para reunirse con sus padres o algún familiar que labora en Estados Unidos; porque buscan mejores condiciones de vida, o para escapar de circunstancias intolerables en sus hogares, de abuso sexual y de otro tipo.
La mayoría de estos jóvenes o niños cuentan con un nivel mínimo de educación y carecen de cualquier medio de protección. Lo mismo que los adultos, hombres y mujeres, son generalmente atraídos por empleadores y “turistas sexuales” en Estados Unidos, quienes los someten a servidumbre sexual o a trabajos forzados con falsas expectativas de ofertas fijas o futuras de trabajo.
Se destaca que ante el creciente control de la migración transfronteriza por parte de los cárteles de drogas mexicanos, el tráfico humano se ha convertido en fuente de negocio importante, y la mayoría de los menores de edad migrantes son presa fácil y valiosa para el crimen organizado.
Muchos de estos menores que han llegado a la frontera norte del país ya han sido víctimas de trata o han sido manipulados por grupos criminales en México: robados o asaltados, sexualmente violados por individuos o grupos criminales, y hasta por oficiales mexicanos.
De acuerdo con las investigadoras, a dos años de la emisión de la TVPRA ésta sigue sin cumplir su objetivo de proteger a los menores de edad. Si bien esa ley entró en vigor para cambiar la política de “puerta giratoria” (mediante la cual las autoridades estadunidenses regresaban a cualquier menor de edad sin compañía con poca o ninguna evaluación de los riesgos que enfrentaban a su retorno), dicha política sigue vigente y la atención se ha centrado en los niños de Centroamérica y de otros lugares, pese a que la gran mayoría son mexicanos. En el estudio se dan varias recomendaciones a las autoridades de Estados Unidos y de México.

Elizabeth Velasco, La Jornada, 6 de mayo.

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