Cámara Baja va por su propio plan migratorio


WASHINGTON.— El liderazgo de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes demostró ayer que no quiere dejarse arrebatar la iniciativa que mantiene la mayoría demócrata en el Senado con el proyecto de reforma migratoria que avanza desde la Cámara Alta y que será debatido a partir del próximo mes de junio.
En un intento por salir al paso de las versiones que propagó la líder de la minoría demócrata, Nancy Pelosi, en el sentido de que, ante la falta de avance en las negociaciones, la Cámara Baja no tendría más remedio que plegarse al proyecto de ley del Senado, el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, dijo que ésta tendrá su propio proyecto de ley.
“No va a ser un pase automático de la iniciativa del Senado”, aseguró Boehner, al señalar que la Cámara de Representantes “esta comprometida a arreglar el sistema migratorio”.
“No vamos a limitarnos a aceptar sólo la ley que está surgiendo en el Senado si éste la aprueba”, aseguró Boehner, en un comunicado firmado también por el líder de la mayoría republicana, Eric Cantor, y otros altos cargos del partido en la oposición.
Con este pronunciamiento, la mayoría republicana salió al paso de las presiones del bando demócrata a favor de aceptar el proyecto de ley que ha sido trabajosamente negociado por demócratas y republicanos, con el fin de evitar que el sector más conservador de la Cámara Baja presione con enmiendas inaceptables.
“Si los demócratas creen que van a introducir simplemente la iniciativa del Senado a la Cámara de Representantes están muy equivocados”, aseguró el republicano por Idaho, Raúl Labrador, al dejar en evidencia la disputa y rivalidad por el control de un proyecto de ley que aún enfrenta varios obstáculos en la Cámara Baja.
Por el momento, el capítulo que ha retrasado las negociaciones entre el grupo de ocho congresistas demócratas y republicanos, es el relacionado al acceso a los servicios de salud para los inmigrantes que adquieran un estatus migratorio provisional.
“Aún tenemos que trabajar en el lenguaje”, reconoció el demócrata por Illinois, Luis Gutiérrez ,al señalar que en la iniciativa y en el lenguaje de implementación deberá quedar claro que los inmigrantes no se convertirán en una carga pública.
Tras debatir y aprobar más de 300 enmiendas, el Comité Judicial del Senado aprobó el inicio del debate en el pleno de la Cámara Alta a partir de junio próximo.
La falta de acuerdos tangibles en la Cámara de Representantes, donde un nutrido grupo de republicanos no han ocultado su rechazo al proyecto de ley que avanza desde la Cámara Alta, obligaron al líder de la mayoría republicana a insistir en que las negociaciones se mantienen y producirán una iniciativa en tiempo y forma.
“No nos vamos a dejar arrollar por el Senado y la Casa Blanca”, insistió Boehner, quien no parece tenerlas todas consigo, particularmente con el sector más conservador en el seno de su propio partido.
En este sentido, numerosos analistas coinciden en señalar en que la Cámara de Representantes —adonde deberá llegar cualquier propuesta, ya venga de las filas propias o del Senado—, sigue siendo el principal obstáculo para la iniciativa legislativa debido a la mayoría republicana donde hay muchos opositores a lo que los más conservadores califican de “amnistía” para los indocumentados.
Numerosos integrantes de la bancada republicana han criticado al proyecto de ley del Senado porque consideran que no garantiza el reforzamiento de la seguridad fronteriza antes de brindar a 11 millones de inmigrantes sin documentos la opción de la nacionalizarse como estadounidenses.
A diferencia del enfoque integral con el que el Senado ha abordado la reforma migratoria, el comité judicial de la Cámara Baja ha presentado proyectos de ley separados.
EL Universal, 24 de mayo.

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