Los cinco puntos en que descansa la reforma energética


El presidente Enrique Peña Nieto anunció la modificación a los artículos 27 y 28 de la Constitución para alcanzar una reforma energética que permita celebrar contratos de utilidad compartida con el sector privado para beneficiar a las familias mexicanas en la reducción del gas y la electricidad.

Adicionalmente, de acuerdo con el texto de la iniciativa, se propiciará una mayor integración en la cadena de valor a partir de la extracción de los hidrocarburos, lo cual permitirá un abasto suficiente de gasolinas, gas metano y gas licuado de petróleo, a precios competitivos.

Reunido en Los Pinos con su gabinete legal, líderes sindicales, legisladores y empresarios, rectores y académicos, el Ejecutivo federal dejó en claro que la iniciativa que enviará al Congreso se basa en las ideas fundamentales “palabra por palabra” de las reformas del presidente Lázaro Cárdenas del Río consecuentes con la expropiación petrolera de 1938 y de forma análoga se retoman las ideas que guiaron las reformas legales cardenistas en materia eléctrica que buscaban un sistema nacional eléctrico regulado por el Estado.

En la exposición de motivos de la iniciativa, el presidente Peña Nieto estableció que al compartir los principios nacionalistas, el nuevo modelo propuesto pretende contar con contratos eficientes para la exploración y extracción celebrados con el Ejecutivo federal; participación de terceros en toda la cadena de valor de los hidrocarburos; se mantiene la propiedad de la Nación sobre los hidrocarburos en el subsuelo, sólidos, líquidos y gaseosos en todo momento; mantiene la prohibición de otorgar concesiones; autoriza, a partir de permisos otorgados por el Ejecutivo federal, la participación de terceros en refinación, transporte, almacenamiento y distribución de hidrocarburos sin que se ponga en riesgo la propiedad de nuestros recursos.

Entre los objetivos de la política de hidrocarburos, a partir de la reforma se espera lograr tasas de restitución de reservas probadas de petróleo y gas superiores al 100 ciento; incrementar la producción de petróleo, de 2.5 millones de barriles diarios actualmente, a tres millones en 2018, así como a 3.5 millones en 2025.

En el caso del gas natural, la producción aumentaría de los 5 mil 700 millones de pies cúbicos diarios que se producen actualmente, a 8 mil millones en 2018, así como a 10 mil 400 millones en 2025.

El incremento en la inversión y la producción incidirá favorablemente en el crecimiento del PIB y en la generación de empleos, al mismo tiempo que permitirá la obtención de recursos fiscales adicionales.
Los cinco puntos fundamentales
Facultar al Estado para celebrar contratos de utilidad compartida con el sector privado que permitan a la Nación mantener el control absoluto sobre el petróleo; un nuevo régimen fiscal para Pemex, cuyo nuevo esquema de contribución para la paraestatal se incluirá en la reforma hacendaria a presentarse en septiembre. En este punto, el mandatario aclaró que “el Estado mexicano actuará como dueño de la riqueza petrolera, con visión de largo plazo y no como un recaudador con necesidades de corto plazo”.
Se pretende también la reorganización de las subsidiarias de Pemex en solo dos divisiones. “La primera, exploración y producción, estará enfocada a la extracción de petróleo y gas. La segunda, transformación industrial, se dedicará al procesamiento del petróleo y del gas en combustibles petrolíferos y petroquímicos”, dijo. En su conjunto, Pemex también tendrá mayor autonomía de gestión y un gobierno corporativo eficaz y moderno.
El cuarto elemento, se refiere a mejorar las condiciones de transparencia y rendición de cuentas de Petróleos Mexicanos. “A partir de la reforma, se adoptarán las mejores prácticas de transparencia respecto a las obras, las adquisiciones y los contratos de utilidad compartida con particulares que eventualmente realice Pemex”.
El quinto elemento consiste en establecer reglas de contenido nacional en las compras y proyectos de la infraestructura de Pemex. “El objetivo es utilizar el gran poder de compra del sector energético como palanca de desarrollo de la nueva política industrial mexicana”.

Cecilia Téllez Cortés, La Crónica, 13 de agosto.

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